La épica todavía nos pertenece


LOF
El mundo no se detuvo tras la amarga derrota en el Calderón. El reloj tampoco. Sin embargo, las dos semanas de parón futbolístico por las fiestas navideñas se han hecho muy largas para todos los celtistas que están deseando ver en acción otra vez a los suyos. El momento está al caer (domingo, 12:00 horas, Balaídos) y ojalá venga con una disposición táctica más desenfada que entonces (el rival importaba, pero también debía imponer el Real Madrid en Copa y salió el Séptimo de Caballería) y acabemos festejando el mejor regalo posible de Reyes: tres puntos para sacar la cabeza de este amenazante descenso.  

Tres también han sido los meses que han pasado desde la última victoria en casa, aparente feudo inexpugnable en los primeros compases de Liga y marca numérica mejorable para soñar con otro año en Primera. Eso sí, del mismo modo, a domicilio hace falta que las cuentas sean más positivas. Todo vale. Todo suma. Los campos grandiosos ya son historia. Este Celta necesita mejorar urgentemente en las dos áreas (esperemos que Demidov asegure mejor la propia) y, como dice Paco Herrera, “tiene que haber mucha más pasión para ganar el partido, mucha más pasión en las jugadas de ataque. Eso es lo que tenemos que conseguir”. Lo que sucede, querido ‘Paquiño’, es que de tu once, tus cambios y el espíritu que les inculcas sale gran parte de todo esto. No reinventes. Ataca. No sabemos jugar a otra cosa.

El Valladolid, primer rival del 2013, visitará Balaídos con sus 22 puntos, siete más que el Celta, y la reciente condición de gran enemigo celeste por la segunda plaza de ascenso directo durante la pasada campaña en Segunda. Lo están haciendo muy bien, pero, frente a frente, la épica todavía nos pertenece. Cuando Joan Tomás marcó en el último suspiro de Zorrilla el 1-2 aquel 3 de marzo de 2012 todos sabíamos que restaban muchas batallas por superar, pero la más grande se había conseguido. Así fue por los 85 puntos vigueses y los 82 pucelanos tras la jornada definitiva.

A Djukic se le calentó la boca a finales de mayo, con tres partidos por disputarse, acusándonos de comprar a nuestros adversarios. Penoso ejercicio intelectual. Envidia cochina. Un estímulo espléndido para que los célticos se comiesen el césped en 180 minutos agónicos. No cuenta la pachanga frente al Córdoba. Cualquiera haría lo mismo. Por lo tanto, aquí y ahora depende de nosotros seguir siendo los héroes.

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