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| EFE |
Tras un inicio de año complicado, con la salida de Bustos, Joan Tomás, la lesión de Hugo Mallo y Túñez, especialmente preocupante la del primero, y los rumores de salida de Iago Aspas y Roberto Lago, la afición del Celta necesitaba algo a lo que aferrarse, un clavo ardiente que le permitiese recobrar la ilusión. Esa ilusión la encarnó durante unos días Fabián Orellana. El chileno dejó un recuerdo imborrable durante su etapa en Vigo, pero su relación contractual no iba más allá del 30 de junio del pasado año, salvo que el Celta abonase una cláusula de compra un tanto excesiva de tres millones de euros.
No fue así, así que los caminos de Orellana y el Celta se desviaron. El futbolista mostró en público su intención de continuar en el club vigués, y el propio club aseguraba que pelearía para hacerse con sus servicios. El caso es que no hubo posibilidad de que esto sucediese y Orellana, en la rueda de prensa que le obligaron a dar cuando se incorporó a los entrenamientos del Granada contestó con un "el tiempo lo dirá" cuando fue preguntado por las posibilidades de regresar al Celta.
Orellana concluía así una etapa muy dulce en su carrera, coronada con el ascenso de categoría, cumpliendo así el objetivo que se había marcado en su presentación como jugador del Celta. Su gran experiencia en Vigo es el mejor aval para que regrese y todo parecía indicar que su retorno sería en este mismo mercado de invierno, hasta el punto de que la semana pasada se daba por hecho, y simplemente pendiente de que los clubes lo hiciesen oficial. Sin embargo no fue así,y no solo eso, sino que a día de hoy su llegada parece más complicada que nunca.
Pero la historia no se acaba aquí. El Celta volverá a pelear por el futbolista en el futuro, y es de suponer que el jugador tampoco se olvidará de luchar por regresar a un equipo y una ciudad en la que fue feliz. No sabemos si será ahora, en verano o el año que viene, pero los caminos de Orellana y el Real Club Celta parecen condenarse a volver a cruzarse. El tiempo lo dirá.
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