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JORGE ZAPATA |
Los partidos no solo se ganan marcando goles, sino también deteniéndolos. Y de eso sabe mucho Javi Varas. El meta sevillano fue probablemente el mejor del Celta en La Rosaleda. Sus intervenciones mantuvieron con vida al equipo hasta que Augusto Fernández logró el empate, y más allá. Su frialdad bajo los palos hizo abortó la que era una ocasión cantada de Saviola. «Ellos también pudieron marcar en los últimos compases, pero logré evitar el gol de Saviola», comentaba el jugador. «Pese a todo, Willy ha sido más decisivo que yo en el terreno de juego», manifestaba el portero tras el empate en Málaga. Las estadísticas, sin embargo, narran algo diferente. Once fueron sus intervenciones, anulando cinco remates a puerta que pusieron a prueba sus reflejos.
El sevillano fue durante 94 minutos un seguro de vida. Desde el minuto dos, cuando Buonanotte dio el primer aviso, hasta el remate de cabeza de Demichelis cuando el tiempo regulamentario ya se había consumido, Varas mantuvo la concentración y la intensidad. Poco pudo hacer en el gol encajado. La defensa no despejó el balón, y con una maraña de rivales bajo su portería, no pudo evitar el tanto de los de Pellegrini. Sin embargo, se lució ante Saviola, con el empate mandando ya en el marcador. Con la pierna izquierda abortó lo que habría sido el segundo tanto de los andaluces.
Las actuaciones salvadoras del portero no son algo nuevo en su historial. Defendiendo la camiseta del Sevilla copó todos los titulares al convertirse en una pesadilla para el Barcelona deteniendo hasta seis tiros blaugranas. Ese papel de garantía bajo palos ha tenido continuidad con la camiseta del Celta.
Solvencia y tranquilidad
La sangre fría que Javi Varas exhibió ante el Málaga no fue novedosa. Las intervenciones del meta sevillano ya han dado más de un punto a los de Paco Herrera, como en el partido ante el Mallorca en Balaídos, donde sus paradas reforzaron el gol del coreano Park para acabar subiendo un empate al casillero vigués.
La Voz de Galicia
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