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GONZALO MARTÍN VELASCO |
Miroslav Djuckic regresará el próximo domingo a Balaídos. Lo hará después de toda la polémica que él mismo inició el año pasado cuando acusó directamente al Celta de comprar los últimos partidos de la Liga, no solo los propios (para que sus rivales se dejaran perder) sino también los del Valladolid, primando a los rivales de los pucelanos para que les venciesen. La prensa vallisoletana se unió a la teoría conspiratoria de Djukic, liderada principalmente por José Ignacio Tornadijo y toda la tropa de la SER de Valladolid, y alentada por algún futbolista como Alberto Bueno, que a través de Twitter lanzó las mismas insinuaciones que su entrenador.
El caso es que pasó el tiempo, ambos equipos ascendieron y en Pucela, donde aseguraban que tenían pruebas, dejaron las cosas pasar, silbaron y miraron para otro lado no vaya a ser que alguien se preguntase porque el Sabadell no pasó del centro del campo cuando se midió a ellos o alguna que otra cosa rara. Y como dicen que el tiempo lo cura todo, parece que este asunto no va a ser una excepción y todo está olvidado. No solo olvidado, sino que Djukic ya reconoce que fue una teatralización. En una entrevista concedida a Vavel.com, el técnico vallisoletano admite que lo hizo para motivar a los suyos y para competir en igualdad de condiciones (¿Quiere decir que ellos primaban también?): "Esto fue un poco para meter presión porque todos debemos jugar en mismas condiciones. El Celta ha subido por méritos propios, Deportivo lo mismo y nosotros también. Era para que todos jugáramos en mismas condiciones y que no haya los famosos maletines".
Maletines que él mismo hizo famoso. En aquella rueda de prensa afirmó que lo sabía, en la SER tenían pruebas, pero ahora solo eran "rumores, en el fútbol siempre hay rumores. Son cosas que se saben, no se pueden decir, es para evitar que haya". Respuesta un tanto extraña cuando le preguntan el motivo por el que habló de los maletines. No dice que nada que no supiésemos. En su momento solicitábamos que los comités entraran de oficio y sancionasen al técnico castellano, y después de reconocer públicamente que aquello no fue más que una teatralización no le vendría nada mal una sanción. No se deben consentir las primas a terceros, pero tampoco que alguien falte al honor de un club sin pruebas, porque en la recta final de la pasada liga, si pasaron cosas raras, pasaron tanto en Vigo como en Valladolid.
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