Día gris en Vigo. El temporal no cesa y la lluvia parece que
dará la bienvenida a la Navidad. Lo bueno es que
con agua el fútbol parece más fútbol, más puro, más verdadero. El frío y la sensación
de humedad que produce un Balaídos mojado se compensa con el ingrediente épico
que el líquido elemento proporciona al duelo. Si además, sobre el tapete se
enfrentan dos románticos del balón, el espectáculo está servido.
Finalizada la
resaca copera, el celtismo deposita su atención en el torneo de la regularidad.
El sueño de eliminar al Real Madrid en el torneo del KO queda aparcado hasta el
9 de enero y todos los sentidos están puestos en recibir a un Betis que por
fútbol y resultados merece el mayor de los respetos. El equipo verdiblanco, al
que probablemente no aguarde un caluroso recibimiento en la ciudad olívica por
la rivalidad labrada durante los últimos años, aspira a derrocar la fortaleza
de Balaídos, donde sólo ha sido capaz de ganar el Málaga, y adentrarse en los
puestos de Liga de Campeones. Máxima exigencia pues para un Celta que juega su
enésimo boleto por la tranquilidad. Varias jornadas llevan los celestes
persiguiendo ese triunfo que los distancie de la zona de descenso y los
introduzca en la parte templada de la tabla.
El choque llega con
problemas en la sala de máquinas celeste. Álex López, a pesar de regresar a los
entrenamientos con sus compañeros, todavía no ha recibido el alta médica,
mientras que Borja Oubiña no ha completado las últimas sesiones a causa de unas
molestias musculares. No obstante, a tenor de las palabras de Paco Herrera, es
posible que el capitán celeste pueda formar de inicio ante el conjunto
sevillano. Lo que permitiría por tanto repetir el ya conocido 4-3-1-2, con
Augusto Fernández y Michael Krohn-Dehli próximos al pivote y una dupla de
arietes por delante con Mario Bermejo algo más retrasado.
De esta manera, y
siempre confiando en la disponibilidad de Borja Oubiña, el Celta formaría con
Javi Varas en la puerta y una línea de cuatro en defensa con Hugo Mallo,
Cabral, Túñez y Roberto Lago. El capitán celeste actuaría como único
mediocentro puro, escoltado por Augusto Fernández y Krohn-Dehli. Un poco por
delante, Bermejo realizaría labores de mediapunta, con Iago Aspas y Park Chu
Young por delante.
Por su parte, si en
el Celta los problemas aparecen en la medular, en el Betis es la delantera la
que trae de cabeza a Pepe Mel. Rubén Castro, Campbell y Juan Carlos arrastran
problemas físicos, y si bien los dos últimos cuentan con opciones de jugar, el
concurso del peligroso delantero canario en Balaídos es todo un interrogante.
Dependerá de cómo evolucione, pero es el caso que más preocupa a los servicios
médicos verdiblancos.
El Betis, un equipo
caracterizado por el buen trato del balón y dirigido desde el centro del campo
por un magistral Beñat, es de suponer que proponga en Vigo un fútbol ofensivo y
vistoso, que choque frontalmente con la propuesta de los de Herrera, también
atrevida y alegre. Se espera que salga de inicio con Adrián en la puerta y una
defensa de cuatro con Chica, Paulau, Amaya y Nacho. Cañas y Beñat estarán en el
doble pivote con Salva Sevilla en zona de tres cuartos. Por delante, Campbell y
Juan Carlos ocuparán las bandas, mientras que si no se recupera Rubén Castro,
Jorge Molina actuará como hombre referencia.
Jose Luis González
González, del colegio castellano-leonés, dirigirá un duelo entre dos equipos mellizos
en cuanto a propuesta futbolística. Los andaluces persiguen un triunfo que los
adentre en zona Champions en la temporada de su confirmación en Primera. El
Celta, todavía en fase de asentamiento, quiere cerrar un año casi perfecto en
Balaídos con una nueva victoria que lo aleje de los puestos de peligro. Lloverá
en Vigo a la hora del partido. Agua caerá seguro, fútbol y buen juego
probablemente también.
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