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MARTA G. BREA |
El pasado lunes se cumplieron seis años del debut de Dani Abalo con la camiseta del primer equipo del Celta. Fue en un partido disputado en las Islas Baleareas ante el Mallorca. El Celta había comenzado muy mal el partido y el conjunto local puso tierra de por medio con dos goles de ventaja que finalmente serían remontados por el equipo de Fernando Vázquez. El Celta arrastraba las bajas de varios de sus jugadores de la primera plantilla, así que Abalo encontró un hueco en la convocatoria y, finalmente, también un hueco en el terreno de juego saltando al mismo en la segunda mitad con el 34 a la espalda.
Era la promesa más firme de la cantera junto con Jonathan Vila, en quien Vázquez depositaba grandes esperanzas. No volvió a jugar aquella temporada, pero tras el descenso parecía que la importancia del jugador iría en aumento. Stoichkov lo puso en las primeras jornadas, siendo ya un futbolista reconocible para la afición, pero decidió devolverlo al filial en la tercera jornada. No sería hasta la siguiente temporada, ya con ficha del primer equipo, cuando Abalo comenzaría a tener continuidad en el primer equipo. Las temporadas 2008-08 y 2009-10 fueron las mejores de Abalo con la camiseta céltica, pero la llegada de Herrera ha frenado en seco su progresión.
¿O tal vez ha sido el propio Abalo quién no ha podido evolucionar? Cuando Aspas y Abalo compartían vestuario en el filial eran, junto a Maric, los futbolistas que manejaban todo el juego de ataque del equipo. En aquellos momentos, Aspas no destacaba por encima de Abalo, sobre quién pesaba la responsabilidad de ser el dueño de la banda derecha céltica en la siguiente década. Seis años después de aquel debut, Abalo está más lejos que nunca del Celta. El arousano soñó desde niño con su oportunidad en el primer equipo celeste. Peleó por ello y lo logró, pero no ha conseguido afianzarse.
Paco Herrera no cuenta con él desde hace tiempo. No contó el año pasado y tampoco lo hace este, donde la presencia de Abalo se reduce a los partidos de Copa en los que Herrera apuesta por los suplentísimos. El club está teniendo paciencia con él. Le han invitado a abandonar la entidad, pero Abalo quiere quedarse a toda costa en Vigo descuidando su propio futuro como futbolista profesional. En el Celta lo tendrá complicado, pero es un futbolista con capacidad para crecer y ganarse la vida dando patadas a un balón. Salir es su mejor opción pero regresó de Tarragona, donde estuvo cedido el año pasado, decidido a no aceptar otra cesión y dispuesto a pelear por un sueño que lleva camino de convertirse en pesadilla. ¿Hace bien Abalo quedándose en el Celta? Probablemente no. Todo apunta a que el futuro no dibuja a Abalo de celeste.
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