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| MARTA G. BREA |
El Celta ha caído por dos tantos a cero en el partido de ida de su primera eliminatoria en la presente edición de la Copa del Rey. Después de cinco años en Segunda, el Celta estaba acostumbrado a iniciar el campeonato enfrentándose a equipos de su msima categoría. Llegar a esta ronda ya era un éxito ya que cabía la posibilidad de que tocase un equipo atractivo para el gran público. Por entonces, una buena recaudación era fundamental para evitar verse obligado a traspasar a los mejores jugadores y seguir cumpliendo a rajatabla el plan de saneamiento.
Pero este año todo cambiaba. El Celta se saltaba directamente las dos fases a partido único que tendría que pasar si fuese equipo de Segunda. Y en octavos de final, siempre respetando al Almería, se decía en los últimos días por Vigo, esperaba el Real Madrid. Y espera todavía, porque los de Mourinho ya han decantado la balanza a su favor ante el modesto Alcoyano.
Es una ocasión muy buena para que el Celta logre esa taquilla que buscó en otros años y que no llegó. Cierto que ahora no existe esa premura económica, pero ayudaría a asegurarse el hecho de cubrir el presupuesto. Herrera comentó ayer tras la rueda de prensa que veía difícil remontar tres goles en Balaídos. Desde luego, ese no es el espíritu, pero yo confío en este equipo, y en una nueva remontada ante el Almería, como ya sucediera la pasada temporada en Liga.
En aquella ocasión, el Almería llegaba a Vigo como uno de los gallitos de la categoría. Tras su marcha nos dejó a casi todos la sensación de que ese equipo tenía hueco en Primera. Un año después, y con la plantilla mejorada, el Almería le pintó la cara al celta. Pero queda el partido de vuelta, como ya advirtió ese buen entrenador que es Javi Gracia.
Ahí es donde tiene que aparecer el Celta. Toca corneta. Desde el minuto 0 hay que ir a buscar los dos tantos que igualen al menos la eliminatoria, y a partir de ahí seguir creciendo. Si el año pasado ese Celta - Almería se convirtió en especial, este año no tiene porque ser menos.
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