RAYO HERALD |
Que el Celta ha arrancado mal la temporada es algo indiscutible. Después de que en las primeras jornadas se fuesen salvando las derrotas a domicilio con victorias en casa, el empate ante el Deportivo en Balaídos, unido al hecho de que los de Herrera han tenido tres salidas en los últimos cuatro partidos, saldadas todas ellas con derrota, ha hundido al conjunto vigués en la tabla clasificatoria hasta la decimoséptima posición, con los mismos puntos que el primer equipo que ocupa puestos de descenso, que es el Deportivo de Oltra.
Este arranque es el peor de los últimos 15 años, ya que el Celta no comenzaba tan mal desde la Temporada 1995/96. Aquella temporada, la comenzó el Celta con Carlos Aimar en el banquillo, y empezó exactamente igual a esta, con derrota (0-1) en Balaídos ante la SD Compostela. Una semana después, el Celta ganaría en el Helmántico de Salamanca por el mismo tanteador, logrando un empate en casa ante el Tenerife (2-2) en la tercera jornada. En la cuarta jornada llegaría un duro varapalo tras caer goleado en Albacete (4-0). Nuevo empate en casa, en este caso ante la Real Sociedad (1-1), y a continuación llegarían tres derrotas consecutivas que costarían la cabeza del técnico. Derrota en Santander (2-1), en Balaídos (0-3) ante el Atlético y en Gijón (1-0).
Fernando Castro Santos sería el encargado de tomar las riendas del equipo celeste, y su debut no pudo ser más esperanzador, ya que se goleó al Sevilla (4-0) en Balaídos, posterior empate en Sarriá ante el Espanyol (2-2). Su primera derrota llegaría en San Mamés (3-0). El Celta sumaba 9 puntos en la jornada 11, uno menos de los que tiene actualmente. El equipo, finalmente, lograría la salvación y continuaría un año más en la máxima categoría después de lograr 47 puntos, finalizando en undécima posición.
El inicio de este año es similar, con la diferencia de que no ha habido cambio de entrenador, ni tampoco es necesario. Paco Herrera tiene muchísimo más crédito del que tenía Aimar cuando comenzó aquel curso. Este Celta, al igual que aquel, puede perfectamente acabar el año en una posición cómoda a poco que los resultados comiencen a parecerse al juego del equipo, que ha merecido más en algún que otro encuentro, y también, porque no decirlo, a poco que los árbitros empiecen a respetarnos. Hay motivos para la esperanza porque este equipo ya ha demostrado que tiene mucho fútbol en sus botas.
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