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ANDRÉ TABOADA |
Posiblemente han sido los diez peores meses de la carrera deportiva de Jonathan Vila, salvo por haber vivido en junio -como secundario- el retorno del Celta a Primera. Y es que el central porriñés pasó directamente del blanco al negro: de ser titular casi indiscutible para Paco Herrera a no disponer de minutos y ver los partidos entre el banquillo, la grada y por televisión, casi a partes iguales.
Su calvario comenzó tras el partido del 26 de noviembre de 2011 en el Miniestadi (derrota ante el Barça B por 2-1). Era la decimoquinta jornada y había iniciado la temporada como titular. Entonces, cedió su puesto a Oier y hasta el final de la pasada campaña únicamente pudo jugar 45 minutos contra el Recreativo -desde el banquillo- y 29 ante el Villarreal B.
Desde el 1 de abril, Jonathan Vila no ha gozado de minutos oficiales. Su horizonte más próximo puede ser la Copa del Rey, porque si en el anterior ejercicio fue Oier quien le cerró las puertas de la titularidad, ahora Gustavo Cabral ha cogido el relevo del navarro. Y todo sin contar con Samuel Llorca que, llegado el caso, sería competencia directa.
Casi inédito
Haber jugado 54 minutos en los últimos 10 meses es muy poco (29 en este semestre) es volver a hurgar en la misma herida. Con el -inesperado- debut de Sergio Álvarez contra el Sevilla, tres son los jugadores de la primera plantilla que aún no lo han hecho: Vila, Abalo y Llorca. Después de siete partidos y pese a las dudas que ha generado la defensa, Herrera parece decidido en seguir apostando por Cabral y Túñez como centrales. A los afectados no les queda otro que esperar.
Desde que es profesional, Vila ha sido siempre un modelo de discreción en sus comparecencias. No responde al perfil de futbolista que pueda dar grandes titulares; y eso que su situación es dolorosa y bastante dura de asimilar, pero parece respetar las decisiones de su entrenador y a los compañeros que le impiden tener un papel relevante.
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