El almirante siempre vuelve


Foto: EFE

Este artículo probablemente sea muy similar a uno escrito el año pasado a estas alturas. Hugo Mallo, al igual que esta temporada, había comenzado la campaña de forma muy titubeante. En baja forma, quizás distraído por su gran Mundial sub 20 en el que estuvo entre los candidatos a ganar el Balón de Oro, no terminaba de demostrar el nivel que se le presuponía. La historia se repetía este año y los primeros partidos del de Marín dejaban mucho que desear. En Granada, su peor encuentro hasta ahora, se vio superado constantemente por Siqueira, quien convirtió su costado en una auténtica autopista.
   
Sin embargo, a partir de entonces las cosas han cambiado. Mallo ha recuperado sensaciones y poco a poco está cogiendo ese punto de forma que lo convertía en el mejor lateral derecho de Segunda y en una de las grandes promesas de Primera. Ya ante el Sevilla cuajó un buen partido, no demasiado exigido, pero muy serio en todo momento. En el Bernabeu, en el más exigente de los exámenes frente a Cristiano Ronaldo, aprobó con nota en el apartado defensivo e incluso se atrevió a sumarse al ataque para regalar un gol en bandeja a Park Chu Young.
   
En el derbi de ayer ante del Deportivo, el canterano fue uno de los futbolistas más destacados del equipo. Secó por completo a Pizzi, quien venía de ser el jugador más desequilibrante de los blanquiazules en las últimas jornadas, y se incorporó por su banda en varias ocasiones, llegando a servir un balón franco a Iago Aspas en el interior del área que el de Moaña no consiguió transformar en el 2-1.
   
La mejor versión de Hugo Mallo ha regresado. Como en años anteriores, le ha costado arrancar, pero parece que de nuevo está recuperando su mejor nivel. En la temporada de su consagración como futbolista, el de Marín necesita rendir a buen nivel para labrarse un futuro en el fútbol de élite. Si continúa con la progresión de las últimas semanas, seguro que lo logrará. El almirante siempre vuelve.

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