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Marchena agarra del cuello a Iago Aspas, en el partido de ayer. // Ricardo Grobas |
Aspas mejoró ayer sus actuaciones anteriores en los clásicos gallegos. Le faltó acierto en el remate para firmar una actuación redonda. La temporada pasada jugó sobreexcitado y el argentino Colotto se impuso en los duelos que mantuvieron en Riazor y en Balaídos. El Dépor salió perdiendo en el cambio de central.
Ayer, el moañés hizo más en la primera media hora que en los 180 minutos que disputó la temporada pasada contra el eterno rival. Dio la asistencia de gol a Bermejo, con la colaboración de Aranzubia, y cargó con tarjetas amarillas a la pareja de centrales del Dépor. Fue un torbellino para la zaga blanquiazul. Se movió libremente por la zona de tres cuartos del campo: en una jugada aparecía por la derecha y a la siguiente, por la izquierda.
Desde ese flanco le ganó la espalda a Carlos Marchena, que se quedó reclamando un fuera de juego inexistente. El céltico buscó la portería de Aranzubia, pero se entretuvo antes de pasarle el balón a Bermejo, que entraba por la derecha. Menos mal que el portero vasco despejó hacia los pies de Bermejo, que solo tuvo que empujar el balón para marcar su segundo tanto de la temporada.
El delantero del Celta se movió por toda la frontal, por lo que recibía golpes de todos los defensas rivales, como el que le dio Zé Castro a los nueve minutos y que le costó la tarjeta amarilla al portugués. Era la forma de descontrolar a los centrales blanquiazules, sobre todo a Marchena.
Al internacional andaluz le resulta difícil adaptarse a un concepto tan novedoso como el falso delantero y le cuesta salir de sus dominios. Fuera de su territorio se siente más vulnerable. Así ocurrió en el minuto 36, cuando tuvo que ir a parar a Aspas a diez metros del borde de su área. Se llevó una tarjeta amarilla tras arrollar al atacante del Celta. En la siguiente jugada, fue Zé Castro el que derribó a Aspas, quien reclamó la segunda tarjeta amarilla para el defensor rival. Entonces apareció por detrás Marchena, que aprovechó los aspavientos del céltico para simular una agresión. Undiano Mallenco no se dejó engañar. En cambio, el colegiado quiso ser el protagonista del clásico gallego cuando en el minuto 52 expulsó a Cabral con dos tarjetas amarillas muy rigurosas.
A partir de ahí, el Celta tuvo que jugar al contragolpe y la aparición de Aspas en el juego ya fue más esporádica. La batalla entre el exvalencianista y el céltico se fue diluyendo.
Pero ayer Aspas quería hacer algo grande. Estuvo a punto de conseguirlo en el minuto 69 al concluir una gran jugada por la banda derecha de Mallo y de Alex. El delantero recibió de espaldas dentro del área, burló a Marchena con un quiebro de cintura, acomodó la pelota para la izquierda, se giró y su tiro de rosca salió rozando el palo derecho de Aranzubia. El campeón del mundo en Suráfrica, de 33 años, quedaba superado una vez más por un delantero falso ocho años más joven.
Aunque un futbolista como Marchena no se rinde y en el minuto 79 le robó un balón a Aspas cuando el moañés se iba derecho hacia la portería deportivista. El sevillano dejaba una muestra de la calidad que le llevó a ser un gran mediocentro.
A falta de seis minutos para el final, Herrera recibió críticas de algunos aficionados cuando decidió sustituir a Aspas por Park. Marchena respiraba tranquilo, pues se iba su pesadilla, quien le había enseñado lo difícil que resultan los marcajes a los falsos delanteros, como Aspas.
Jaime Conde / Faro de Vigo
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