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Ya hace casi nueve años desde que el mayor talento surgido en la factoría en este siglo, hasta la aparición de Iago Aspas, hizo su debut en el primer equipo del Celta. Y con la dificultad de ser en un conjunto de Champions y en la Primera división. Fue una noche de miércoles a finales de octubre ante un Valencia que ganando se pondría líder, pero los de Rafa Benítez sólo lograron empatar.
El futbolista tiene un recuerdo importante de aquel día: “Uno de los días más bonitos de mi vida. Especial, de aquella era diferente ahora es más sencillo debutar, pasar del filial al primer equipo.” Aunque en la rueda de prensa lo recordó como una derrota, el Celta aquel día logró un 2-2. Se adelantan los ches por medio de Pablo Aimar antes del descanso, en la segunda parte gracias a un genial Jesuli se remonta. Primero Berizzo y luego el propio sevillano pone el 1-2.
Curiosamente un uruguayo que al año siguiente se vendría a Vigo empató el partido: Fabian Cannobio. Era una época difícil para los debuts de los canteranos, Victor o Lotina no se caracterizaban por apostar por los futbolistas de la casa: “Llevaba tres o cuatro años con el primer equipo entrenando, ves que vas convocado pero la oportunidad no llega. Entonces sí que el subidón era grande. “
El fútbol ha cambiado mucho, y más en el Celta: “Por la política del club, por los tiempos del futbol, por todo un poco. Los éxitos de la selección también ayudan a que se mire más a la cantera. Ahora primero se mira primero hacía dentro, aprovechar lo que hay. De aquella era todo lo contrario” afirma el capitán del club.
Aquel 29 de octubre, Oubiña entraba en el campo en el minuto 71 por José Ignacio, que tenía una cartulina amarilla. Ayudó a mantener el empate y reforzó la media junto a Luccin. Incluso en el descuento vio su primera amarilla en la máxima categoría. ¿El árbitro que tuvo el “honor”? Pino Zamorano.




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