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ALBERTO LIJÓ |
El caso de Augusto Fernández es uno más de los muchos futbolistas, fundamentalmente llegados desde América del Sur, con unas profundas creencias relgiosas. En el fútbol español hemos visto varios casos de futbolistas creyentes, caso de Donato, el ex céltico Baltazar, o el propio Kaká, pertenecientes a la organización Atlétas de Cristo. No sabemos si es el caso de Augusto, pero el futbolista argentino no oculta su devoción por la deidad, a quién pide ayuda para mejorar en todos los aspectos de la vida: "Me encomiendo a Dios. Yo me esfuerzo por ser mejor día a día como persona y jugador de fútbol, y después lo dejo todo en sus manos, sabiendo que a su lado está mi abuelo y un amigo mío que me iluminan. En el fútbol y en la vida pongo todo mi esfuerzo y después me encomiendo a Dios".
A Augusto Fernández se le podría aplicar aquel refrán que dice: "A Dios rogando, y con el mazo dando". Es decir, el argentino pide ayuda a Dios, pero no deja de trabajar para conseguir lo que quiere, y apela al esfuerzo como el camino más corto para alcanzar los objetivos. No le ha debido de ir mal en la vida cuando ha llegado a ser internacional argentino, y milita en una de las mejores ligas del mundo del fútbol. "Con trabajo todo llega", insistió esta mañana en sala de prensa. Estoy seguro de que así será.
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