La casa y el tejado


JORGE LANDÍN 

Dicen que los grandes equipos se construyen de atrás hacia delante, de los cimientos al tejado, de los pies a la cabeza. En el epílogo de la pretemporada, el Celta puede presumir de haber consolidado su línea defensiva. Salvo alguna sorpresa, la armadura celeste parece definida al cien por cien para el primer partido de liga.
   
Sin embargo, las dudas se mantienen en el apartado ofensivo. La pasividad del mercado no admite otra solución. La directiva olívica camina al ralentí en busca de una apuesta segura. Prefiere el paso lento en el presente para evitar un tropezón en el futuro. No obstante, el tiempo apremia y el comienzo del campeonato ya se vislumbra. Augusto Fernández, la última incorporación viguesa, llegará con apenas una semana de entrenamientos al debut frente al Málaga, por lo que lo lógico sería que Herrera apostase de inicio por las “viejas” espadas.
   
No es un secreto que al Celta le falta mordiente en ataque. Cuenta con una amplia gama de buenos peloteros capaces de combinar hasta la saciedad y generar peligro. Los Toni, De Lucas, Aspas, Bermejo o Joan Tomás pueden complicar la vida a cualquiera, pero les falta esa “mala leche” en los metros finales que decide partidos en Primera División. El Celta carece de un hombre desequilibrante, capaz de marcar las diferencias y sentenciar un encuentro con una acción individual. Ese tipo de futbolista determinante de cara a gol y en cuya espalda pueden cargarse gran cantidad de puntos a final de temporada. Lo tuvo en su anterior regreso a la élite con Fernando Baiano, pero a día de hoy todavía continúa en búsqueda y captura.
   
La buena noticia es que Iago Aspas parece empeñado en colgarse el cartel de estrella sin esperar la llegada de refuerzos. Ante el Wigan volvió a ser el mejor y da la sensación de que comienza el campeonato a gran nivel, tanto futbolístico como goleador. Su progresión es espectacular y sabe que este es su año, el de la irrupción en la élite, por lo que parece dispuesto a no desaprovecharlo.
   
La estructura del edificio está asentada, pero resta completar la construcción, colocar la guinda en la cima del pastel. A esta casa le falta el tejado, un par de refuerzos ofensivos que nos concedan ese salto de calidad necesario para competir con plenas garantías. Lo demás parece que ya lo tenemos.

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