No se vio la mejor versión del Celta en San Sebastián. Ese
equipo compacto, dinámico, seguro en defensa y con peligro en ataque que
mereció la victoria tan sólo siete días antes frente al Málaga no hizo acto de
presencia sobre el césped de Anoeta. Al margen de los primeros minutos del
segundo tiempo, donde los de Paco Herrera sí mostraron una buena imagen, el
resto del encuentro fue una demostración de lo que no se debe hacer si lo que
se busca es tener éxito en esta nueva andadura en Primera División. Sin ideas
en ataque y por momentos desarbolados en defensa, los vigueses fueron justos
merecedores de una derrota que no debe encender las alarmas, pero sí servir de
aviso para el futuro. Así no.
Desde el minuto 1
de encuentro, los donostiarras estuvieron más intensos, más concentrados y con
esa chispa de velocidad que les hizo ganar todas las disputas. Con un patrón
futbolístico muy simple fueron capaces de encerrar a un Celta al que le salvó
la falta de puntería de los locales. Tanto Carlos Vela como Xabi Prieto se
cansaron una y otra vez de encarar a los laterales celestes, muy desafortunados
en el día de ayer. Tampoco ayudaron las escasas coberturas realizadas por una
pareja de mediocentros que no tuvo su mejor tarde. El Celta se cansó de correr
detrás del balón, de achicar centros y más centros en busca de un Aguirretxe
que complicó mucho la vida a Túñez y a Cabral y cuando recuperaba el esférico
sólo Iago Aspas proponía algo diferente. Urgía una reacción al descanso.
Y la tuvo el Celta. Los primeros ocho minutos
de la reanudación fueron una auténtica metamorfosis. Los de Herrera salieron a
por todas y embotellaron al conjunto vasco en su área. Tras un par de claras
oportunidades, el gol llegaría con una maravilla de Iago Aspas y Quique De
Lucas, los futbolistas vigueses más activos en el día de ayer. Sin embargo, y
cuando parecía que la nave se había reconducido, regresaron los problemas.
Una buena jugada de
Griezmann, quien contó con la colaboración de una pasiva zaga celeste,
desembocó en el empate de Aguirretxe. Poco después, una mala acción defensiva
de Augusto y una indecisión entre Cabral y Túñez propició el segundo gol del
ariete donostiarra y la consumación de la remontada. En dos chispazos, en dos
errores defensivos, el Celta había echado por la borda toda la buena fortuna de
la que dispuso en el primer acto y los buenos minutos con los que contó en la
reanudación. Se dejó remontar en un claro síntoma de falta de madurez que con
el paso de las jornadas seguro que se va a corregir. Cuando has jugado tan mal,
el rival te ha perdonado la vida y en una de tus pocas aproximaciones has
conseguido ponerte por delante, debes aferrarte al triunfo como sea. El Celta
no supo dormir el partido.
Dos partidos y dos
derrotas es el balance que arroja este inició de liga para el conjunto dirigido
para Paco Herrera. Números que seguro que incitarán al pesimismo y al
nerviosismo a aquellos más impacientes. La realidad dice que aún restan 36
jornadas. Seguro que el Celta irá a más, tanto futbolísticamente como a nivel
de madurez. El equipo está todavía en plena fase de adaptación a la categoría y
eso conlleva pagar un peaje en forma de derrotas. En el lado positivo, Aspas ha
demostrado que es un futbolista de Primera División, De Lucas ha vuelto a
corroborar su buen nivel de forma en los inicios de temporada y tanto
Krohn-Dehli como Augusto Fernández han dejado detalles que invitan al optimismo
sobre su futuro. El sábado, en Balaídos y ante el Osasuna, hay que empezar ya a
sumar, donde a buen seguro que el Celta ofrecerá una imagen muy distinta a la
de ayer en Donosti.
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