Corre el reloj en contra del Málaga. Moayad Shatat lleva ya más de 24 horas en la ciudad y el trabajo se le acumula. Muchos son los frentes abiertos para la entidad que preside el jeque Abdullah Al-Thani y todos de enorme trascendencia. Si bien es cierto que hay una prioridad que debe prevalecer sobre las demás.
A 28 de julio, el Málaga debe resolver ya los pagos a los dos equipos de la Liga que lo han denunciado ante la LFP, el Villarreal y Osasuna. Ambos reclaman unas cantidades que, de no ser satisfechas, impedirían al club costasoleño inscribir a los nuevos jugadores que deben llegar.
A 21 días para que el balón empiece a rodar, ésa es la máxima prioridad para el ejecutivo enviado por Abdullah Ghubn, aunque también debe resolver el asunto de los retrasos con la plantilla, así como el último pagaré a la familia Sanz por la venta del club que ayer vencía.
Shatat pasó buena parte del día en el club, al menos así lo confirmaron fuentes de la entidad, aunque nada ha trascendido de lo ocurrido o hablado. Lo único es que no celebró reunión alguna con los agentes de Cazorla o Apoño como era de esperar por la situación de ambos jugadores.
La intranquilidad que se respira en el malaguismo es palpable, hasta el punto de que Manuel Pellegrini no pudo contenerla en su última comparencia pública. El Málaga y su afición necesitan hechos consumados.
Jesús Ballesteros / Marca
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