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Foto: Marta G. Brea |
Con un hilo de voz, Paco Herrera atiende por teléfono a FARO poco antes de montarse en el autobús en el que el Celta recorrió ayer tarde la ciudad para festejar el ascenso. El técnico confiesa que la magnitud de la celebración ha superado todas sus expectativas y reconoce que ya nada será igual, que el Celta le ha robado el corazón. Pero no se concede tregua. Hoy mismo, si compromisos oficiales le dejan tiempo, se reunirá con sus colaboradores para comenzar a planificar el regreso a Primera. La línea de actuación está trazada: mantener el bloque y reforzarlo con cinco experimentados fichajes.
– ¿Sigue aún con vida?
– Más que nunca. Como dijo Unai [Emery, el extécnico del Valencia] no hace mucho los partidos quitan vida y el último mes me ha quitado vida, pero nada más acabar el partido la he recuperado. Por eso digo que más que nunca.
– Lo cierto es que se esperaba una gran celebración, pero la fiesta ha desbordado todas las expectativas.
– Para mí las ha desbordado desde el primer minuto que salí al campo. No quise salir hasta que empezase el partido y cuando vi el estadio me quedé pasmado. A partir de ahí, todo lo demás ha sido un cúmulo de diferentes experiencias que no esperaba.
– ¿A qué se refiere concretamente?
– Pues hablo de un cúmulo de experiencias positivas, de cómo la gente trató el partido, de cómo entendió lo que ocurrió en el campo, de toda la fiesta de después que yo ni quería saber que existía porque me negaba a querer saber nada. Y de ver cómo la gente nos recibía en la Plaza de América. Ha sido increíble.
– El partido era lo de menos. Simplemente el colofón a una gran temporada. Si bien futbolísticamente no valió nada, todo lo demás lo compensa.
– Así es. Por eso digo que la gente entendió el partido, se lo tomó como una fiesta y esto hizo que tuviera sentido. De otro modo, habría sido más difícil que tuviese sentido.
– Usted lleva muchos años en primera línea en el fútbol y ha tenido muchos sinsabores y alegrías, incluso presume de haber celebrado una Liga de Campeones. Pero no sé si, emocionalmente, había vivido algo como lo del domingo.
– Emocionalmente, seguramente se parece mucho a lo que viví en el Badajoz. Hace veinte años justos, cuando yo era un chavalín, y ascendimos a Segunda División A. Era mi equipo, había jugado allí ocho años y llevaba tres como entrenador. Fue subir en mi ciudad y con mi gente. Ahora soy del Celta. Eres de los equipos en los que has trabajado como profesional, pero para que te lleguen al corazón necesitas algo más. Y a mí, el Celta me ha robado el corazón. Y por eso he sentido lo mismo que sentí aquel día, por encima de la Champions, porque directamente me afecta más y porque, además, los objetivos en función de donde estés, son más o menos importantes. Para el Real Madrid, ganar la Liga es maravilloso, pero de cada diez gana seis o siete. Por tanto, esto es mucho más importante.
– Sobre todo porque el ascenso se ha conseguido con unos números estratosféricos, que dan una idea de la dificultad del objetivo. Sin embargo, a toro pasado, da la impresión de que igual no se ha sufrido tanto.
– Hemos pasado momentos difíciles, pero es verdad que no tampoco sufrido tanto. Nosotros tenemos una gran pegada y los jugadores no se han caído en ningún momento. Es más, se han crecido. Ganábamos 3-0 al Guadalajara y decían que eso estaba chupado, que eran una banda. Una banda, pero al partido siguiente el Guadalajara ganaba al Elche. Y en este último partido, aunque sea con los reservas, al Valladolid le ha metido tres. Pero no solo eso, es que nosotros hemos jugado muchos partidos domingo y miércoles con jugadores distintos y el equipo ha funcionado igual. Esto, como entrenador, te da una gran tranquilidad y sucede que, lo menos que puede ocurrir, es lo que ha pasado. Yo estaba seguro de que lo íbamos a conseguir.
– ¿Cuál fue el momento más delicado de la temporada?
– Pues, después de perder con el Hércules, porque ya nos quedaba poco margen. Pero aún así os dije a todos que confiaba plenamente en este grupo. Había que ganar nueve partidos, no teníamos margen de error y el equipo lo bordó.
–¿En quién pensó justo después de conseguirlo?
– En mi familia. El otro día Mourinho dijo algo así como que el fútbol te da muchas cosas pero te quita tu vida. Efectivamente, ha mi me ha quitado mi vida familiar. Le debo a mi mujer y a mis hijas todas las horas que les he quitado. Entonces, pensé en ellas, que son mi apoyo constante y para mí lo son todo. Y también, de verdad y de corazón, me acordé del presidente, porque creo que se merece lo que ha conseguido.
–¿De qué aspecto de su labor está más satisfecho?
– Pues de lo que he podido aportar de positivo para que este equipo sea una piña. Y cuando digo equipo, hablo de las treinta personas que componemos el grupo. Nos hemos apoyado unos en otros y no sólo en el campo, sino también en los vestuarios y en las mesas de masaje. Conseguir unir a todos en eso ha sido mi mayor satisfacción.
– A lo mejor es una apreciación mía, pero me parece que se deja otra cosa en el tintero, el haber conseguido hacer competitivos a un grupo de jugadores que antes no había mostrado un gran carácter.
– Bueno, esto ha sido una de mis características, ya no sé si decir cualidad, como entrenador. Lo ha sido en todos los sitios en los que he estado. Los jugadores que he tenido siempre han mejorado porque tengo pasión por ese tipo de trabajo. No perdono. A veces cuesta disgustos, peleas y hay veces que no lo consigues porque la persona con la que peleas no está dispuesta a pelear. Pero yo esto no lo he visto aquí. De los gallegos, Hugo ha mejorado muchísimo; los porteros siguen creciendo; Túñez, para mí, ha experimentado un cambio tremendo y él sabe por qué, pues hemos tenido nuestras peleas cariñosas; Álex ya no lo digo y de Iago tampoco hace falta que diga nada.
– A Iago ha conseguido que esta temporada no lo hayan expulsado ni una sola vez.
– No solo eso. A Iago, lo que no se le puede cambiar es que sea un jugador de la calle. Sería un error cambiar eso. Había que encauzarlo sin que perdiera ese punto natural y salvaje que tiene, que es su esencia. Pero había que hacerle comprender que en el fútbol se puede ir por una autopista sin perder esa esencia. Pero esto es una de mis condiciones como entrenador, no me permito relajarme con los jugadores.
– Ha costado dos años pero el Celta ha desarrollado una personalidad y estilo propio. Esto también debe ser reconfortante para un entrenador.
– Efectivamente, a partir de mañana empezaré a pensar en qué necesitamos para el nuevo proyecto. Qué hay que fichar. Pero no podemos perder nuestra esencia. Somos un equipo que necesita el balón. Esto es una convicción, no entiendo el fútbol de otra manera. Siempre buscaremos una cualidad ofensiva. Aunque estemos en Primera División, no quiero perder esa cualidad y los jugadores, sobre todo los gallegos, que son los jóvenes, han crecido todos muchísimo.
– Ya que ha mencionado el nuevo proyecto, ¿la prioridad es mantener intacto el actual bloque y reforzarlo en determinadas posiciones?
– Sí. Tenemos el mismo problema en Primera, no sé si de juventud, porque los jugadores van creciendo, pero sí de inexperiencia. Y esto nos puede pasar factura el año que viene. Pero estos jugadores han demostrado que son capaces de aprender rápido y yo asumo ese riesgo.
– Es decir que le gustaría que los que vengan sean jugadores con oficio, que equilibren este factor de inexperiencia.
– Bueno, algo así. Me gustaría que vengan jugadores con experiencia en Primera División y que hagan crecer a los otros.
– ¿Cuántos fichajes cree que va a ser necesario acometer?
– Pues aproximadamente cinco, quizá seis.
– ¿Esto suponiendo que se queden Oier y Orellana?
– El club está trabajando en ello. En esto yo siempre os remitiré a Miguel Torrecilla pero estamos trabajando en la idea que se queden.
– Y a partir de ahí habría que traer a cinco más.
– Correcto. No es bueno traer demasiada gente, sería peligroso. Para que un equipo funcione en Primera División hay que hacer los movimientos despacio, que el equipo vaya creciendo poco a poco.
– Imagino que da por hecha la renovación de Joan Tomás, De Lucas y Catalá, los tres jugadores que terminan contrato.
– Sí, claro.
– ¿Qué posiciones considera necesario reforzar?
– Eso va a quedar para mañana. Primero tengo que reunirme con mi cuerpo técnico. Lo íbamos a hacer este mediodía pero ha sido imposible. Nos reuniremos, charlaremos de todo y, a partir de ahí, decidiré yo. La pasada temporada, si me hubieses preguntado dos semanas antes de acabar los play-off, había dicho este y aquel. Fue una equivocación. Por eso este año decidí no dividirme en nada. Pensar solo en el acenso y cuando se consiguiese Dios diría. Y en eso estoy. Tengo claro el equipo tiene que jugar igual pero en Primera División también tenemos que tener un Plan B. Y para eso necesitamos cierto tipo de jugadores para reforzar determinadas posiciones.
– A la hora de fichar, ¿tiene ya algún nombre en la cabeza?
– Tengo nombres sueltos que me aparecen pero de momento nada en concreto. Como sabes, he estado durante tres años al frente de la secretaría técnica del Espanyol y luego he trabajado en el Liverpool, además de como segundo entrenador, como Chief Scout, que puede traducirse como director deportivo. Eso sirve para que mucha gente te llame y te ofrezca cosas. De todos modos, yo he ido canalizándolo todo hacia Miguel [Torrecilla]. Así que yo puedo tener algún nombre en la cabeza, pero es Miguel el que va a manejar estos temas.
– Se ha hablado de la posibilidad de que el club compre una plaza en Segunda B para el filial. ¿Es partidario de hacer un esfuerzo en este sentido?
– Es algo que yo no he pensado ni valorado, pero sí que sería bueno porque en Primera División la distancia es mayor. De Segunda B a Segunda A no hay ningún problema para que pueda jugar un chico del filial. Hay más problema de Segunda B a Primera por los ritmos, no tanto por la calidad, porque si un futbolista tiene calidad la va a tener en Primera, en Segunda y en Tercera. La calidad es la calidad, pero los ritmos son distintos y el ritmo de Primera División es distinto a todos los demás. Entonces, cuanta más distancia haya entre categorías, más difícil va a ser subir a un jugador.
– ¿Tiene más o menos clara qué fecha se puede manejar para la pretemporada?
– Lo concretaremos cuando nos reunamos, pero ya hemos tenido alguna conversación por encima con Fran [Abert, el preparador físico] y con Ángel [Rodríguez, el segundo entrenador] y hemos pensado que, si la Liga empieza el 18 de agosto, como parece, podríamos reanudar los entrenamientos hacia el 7 de julio próximo.
– Hace dos años, en su presentación como entrenador del Celta, dijo que tenía el pálpito de que era un club en el que podía sentar la cabeza. ¿Le gustaría que su etapa se prolongase en el tiempo, ser un entrenador perdurable?
– Sin duda. Yo me encuentro muy a gusto aquí, en Vigo. Estoy muy contento con la gente que trabaja a mi lado. Soy feliz en A Madroa y en la ciudad. Pero el fútbol es lo que es y en eso yo ya me he llevado alguna decepción que otra. Me encantaría esta aquí muchos años, pero no me hago más ilusión que conseguir los objetivos que el Celta se marque el año que viene. Todo lo demás llegará, si es que tiene que llegar.
– El objetivo será mantenerse, supongo.
– Sí, pero no será de cualquier modo. No será mantenerse como el Rayo Vallecano, que se ha salvado en el último minuto y porque no le han anulado un gol que era ilegal, que si no estaría descendido. Ésa no es mi idea. Cuando hablo de mantenerse, quiero decir que tres o cuatro semanas antes de que termine la temporada el equipo haya dejado de sufrir. Eso es para mí mantenerse, lo otro es una angustia. Yo tengo esa ilusión, lo de perdurar en el tiempo, me encantaría pero no me lo planteo. Sé, por desgracia, lo que es el mundo del entrenador de fútbol y no quiero hacerme ilusiones, prefiero ponerme una coraza.
Julio Bernardo / Faro de Vigo
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