El ascenso según Germán Pérez


Foto: EFE

Comenzamos una serie en Moiceleste que servirá de resumen anual para esta temporada en la que tanto hemos sufrido para, finalmente, conseguir el ansiado ascenso. Cada redactor dará su punto de vista y escogerá los mejores y peores momentos de la temporada bajo su prisma personal, y es que ya se sabe que en la variedad está el gusto. Porque aunque todos hemos tenido más o menos el mismo sentimiento, cada uno habrá vivido la temporada a su manera. Personalmente comencé teniendo muchas dudas en las primeras jornadas a pesar de que se sucedían las victorias, principalmente porque las nuevas piezas tardaban en encajar y las lesiones comenzaban a complicarnos las cosas más de lo debido (recordemos por ejemplo la inoportuna lesión de un Mario Bermejo que había comenzado muy bien). Supongo que empecé a creer cuando Oubiña comenzó a coger ritmo de competición y se ganó definitivamente el puesto. Y aunque todavía atravesamos momentos muy complicados, mi fe nunca desapareció hasta el final. Como la de todos los celtistas. Sin más dilación, ahí van mis claves:

El mejor partido: Villarreal B 2- Celta 3 (Jornada 11)

Foto: LOF/FdV
Seguramente no entre en las quinielas de la mayoría de los celtistas en cuanto al mejor partido de la temporada. No, el Celta no desplegó en él el mejor juego de la temporada, de hecho incidió en los errores de los últimos años al relajarse tras un tempranero gol de Mario Bermejo. ¿Por qué fue el mejor entonces? Porque fue la primera vez en la temporada que encauzamos tres victorias seguidas, porque el Celta venía siendo bastante discutido y, por encima de todas las cosas, porque fue la primera remontada de la campaña. ¡Y qué remontada! Iago Aspas y Orellana comenzaban a carburar lo que vendría en un futuro y nos daban tres puntos de oro en el último minuto con una jugada de esas que ahora se denominan “fútbol de salón”. Y además contra un rival que nos tenía tomada la medida en los últimos años. Partido para recordar.

El momento clave: vuelve Borja Oubiña

Foto: EFE
Se tomó su tiempo el gran capitán para volver, pero no fuimos nosotros los que quisimos acelerar su vuelta ni mucho menos. Borja volvió cuando tuvo que volver. Y lo hizo como titular contra el Valladolid en casa, en un partido que se puso complicado pero en el que ya comenzó a dar muestras de lo necesario que era para este equipo. No volvió a tener continuidad hasta el empate a tres con el Xerez fuera de casa y, qué casualidad, el equipo comenzó a encadenar victorias y buenos resultados. La vuelta de Oubiña, acercándose incluso a su mejor nivel de antaño, fue el punto de inflexión de un Celta que necesitaba a alguien que marcase las diferencias. La presión, el primer toque y la cabeza las puso este jugador que muchos ya daban por perdido. Sin duda, el momento clave de este Celta fue su recuperación definitiva. Y que nos dure muchos años más.

El peor momento: Hércules 1- Celta 0 (Jornada 35)

Foto: Atlántico Diario
La resaca del derbi provocó lo que seguramente fue el peor partido de la temporada. Un equipo deshecho anímicamente se encontró con un Hércules en alza que encontró en el Celta el perfecto juguete roto para darse moral. La pasividad de Álex López en la jugada del gol herculano tras quedarse tendido en el área un jugador nuestro es el vivo reflejo del duro golpe anímico que habíamos sufrido. No exagero si digo que muchos nos temimos lo peor tras este partido ya que, para colmo, se lesionaba Oubiña y muchos jugadores no atravesaban su mejor momento. La pesadilla de los play-offs volvía a cernirse sobre neustras cabezas y un Valladolid imparable no daba tregua. Sí, fue el peor momento, pero supimos levantarnos y la gloria tocó finalmente a nuestra puerta. Pero conviene recordar estas tardes infames para saber que la línea que separa el éxito del fracaso es mucho más fina de lo que parece a simple vista.

El mejor gol: De Lucas al Real Murcia (Jornada 2)

Muchos han sido los golazos que hemos tenido la suerte de ver esta temporada, desde la media chilena agónica de Joan Tomás hasta la preciosista volea de Orellana. Pero un servidor se quedó realmente con la boca abierta con este espectacular trallazo de falta de nuestro Quique Deluxe. En el momento en el que vi salir el balón de su pie, desde una posición tan difícil e inverosímil para el tiro, no me lo podía creer. Ríanse ustedes de Cristiano Ronaldo y su 10% de acierto en el lanzamiento de faltas. Uno de los mejores goles de libre directo que he tenido la suerte de presenciar en mi vida. Para verlo una y otra vez. Espectacular, con todas y cada una de sus letras. Hasta el golpeo seco en el palo lo hace todavía más bonito. El gol está a partir del minuto 00:45 en el vídeo, cortesía de MurciaManía.


El mejor jugador: Fabián Orellana

Foto: Marta G. Brea
Discutido, individualista, tímido, veloz, habilidoso, genial. Orellana nos ha dadoe sta temporada la de cal y la de arena, pero a tenor del cariño que él siente muy adentro suyo sobra decir con qué lado nos quedamos del jugador internacional chileno. Su primer regalo fue un sutil golpeo de falta que nos dio un punto ante el Valladolid y desde entonces, para lo bueno y para lo malo, no paró. Puso las tablas en Riazor convirtiéndose en héroe para, posteriormente, convertirse en inesperado villano al perder un balón en el medio del campo por abusar de la conducción. Un jugador cualquiera se hubiera hundido ante tal situación y hubiera sido muy difícil recuperarlo. Pero él no. Y por eso es un grande: a pesar de aquel error nunca se escondió, pidió el balón, encaró, se atrevió. Corrigió sus defectos y potenció sus virtudes, supo evolucionar de la mano de un Herrera que tuvo mucha mano izquierda con él y se convirtió en uno de los líderes indiscutibles del equipo. Goles y asistencias, casi todos de una belleza indiscutible, lo avalan. Pero no solo fue eso. Sus ayudas defensivas a Roberto Lago nos ahorraron más de un disgusto y es que el bueno de Fabián es un tío sacrificado y trabajador. Muchos se quedarán con sus bonitos regates, pero yo me quedo con su habilidad para cubrir espacios y su intuición en los movimientos sin balón. Y por eso, por haber sido el jugador que más ha evolucionado y que más ha hecho fructificar a sus compañeros (muchos de los goles de Aspas son a cuenta suya) es para un servidor el mejor jugador celeste de la temporada. ¡Fabi, quédate!

Y esto ha sido todo por mi parte. A partir de hoy cada redactor dará su punto de vista sobre esta temporada inolvidable y fomentaremos el debate, así que ya saben, dejen sus momentos predilectos de la temporada en los comentarios y recordemos como se merece este temporadón. Quién sabe cuánto tiempo tardaremos en vivir algo igual. ¡Hala Celta!

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