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Foto: EFE |
Comenzamos una serie en Moiceleste que servirá de resumen
anual para esta temporada en la que tanto hemos sufrido para, finalmente,
conseguir el ansiado ascenso. Cada redactor dará su punto de vista y escogerá
los mejores y peores momentos de la temporada bajo su prisma personal, y es que
ya se sabe que en la variedad está el gusto. Porque aunque todos hemos tenido más
o menos el mismo sentimiento, cada uno habrá vivido la temporada a su manera. Personalmente
comencé teniendo muchas dudas en las primeras jornadas a pesar de que se sucedían
las victorias, principalmente porque las nuevas piezas tardaban en encajar y
las lesiones comenzaban a complicarnos las cosas más de lo debido (recordemos
por ejemplo la inoportuna lesión de un Mario Bermejo que había comenzado muy
bien). Supongo que empecé a creer cuando Oubiña comenzó a coger ritmo de
competición y se ganó definitivamente el puesto. Y aunque todavía atravesamos
momentos muy complicados, mi fe nunca desapareció hasta el final. Como la de
todos los celtistas. Sin más dilación, ahí van mis claves:
El mejor partido: Villarreal
B 2- Celta 3 (Jornada 11)
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Foto: LOF/FdV |
Seguramente no entre en las quinielas de la mayoría de los
celtistas en cuanto al mejor partido de la temporada. No, el Celta no desplegó
en él el mejor juego de la temporada, de hecho incidió en los errores de los últimos
años al relajarse tras un tempranero gol de Mario Bermejo. ¿Por qué fue el
mejor entonces? Porque fue la primera vez en la temporada que encauzamos tres
victorias seguidas, porque el Celta venía siendo bastante discutido y, por
encima de todas las cosas, porque fue la primera remontada de la campaña. ¡Y qué
remontada! Iago Aspas y Orellana comenzaban a carburar lo que vendría en un
futuro y nos daban tres puntos de oro en el último minuto con una jugada de
esas que ahora se denominan “fútbol de salón”. Y además contra un rival que nos
tenía tomada la medida en los últimos años. Partido para recordar.
El momento clave:
vuelve Borja Oubiña
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Foto: EFE |
El peor momento: Hércules
1- Celta 0 (Jornada 35)
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Foto: Atlántico Diario |
La resaca del derbi provocó lo que seguramente fue el peor
partido de la temporada. Un equipo deshecho anímicamente se encontró con un Hércules
en alza que encontró en el Celta el perfecto juguete roto para darse moral. La
pasividad de Álex López en la jugada del gol herculano tras quedarse tendido en
el área un jugador nuestro es el vivo reflejo del duro golpe anímico que habíamos
sufrido. No exagero si digo que muchos nos temimos lo peor tras este partido ya
que, para colmo, se lesionaba Oubiña y muchos jugadores no atravesaban su mejor
momento. La pesadilla de los play-offs volvía a cernirse sobre neustras cabezas
y un Valladolid imparable no daba tregua. Sí, fue el peor momento, pero supimos
levantarnos y la gloria tocó finalmente a nuestra puerta. Pero conviene
recordar estas tardes infames para saber que la línea que separa el éxito del
fracaso es mucho más fina de lo que parece a simple vista.
El mejor gol: De
Lucas al Real Murcia (Jornada 2)
Muchos han sido los golazos que hemos tenido la suerte de
ver esta temporada, desde la media chilena agónica de Joan Tomás hasta la
preciosista volea de Orellana. Pero un servidor se quedó realmente con la boca
abierta con este espectacular trallazo de falta de nuestro Quique Deluxe. En el
momento en el que vi salir el balón de su pie, desde una posición tan difícil e
inverosímil para el tiro, no me lo podía creer. Ríanse ustedes de Cristiano
Ronaldo y su 10% de acierto en el lanzamiento de faltas. Uno de los mejores
goles de libre directo que he tenido la suerte de presenciar en mi vida. Para
verlo una y otra vez. Espectacular, con todas y cada una de sus letras. Hasta
el golpeo seco en el palo lo hace todavía más bonito. El gol está a partir del minuto 00:45 en el vídeo, cortesía de MurciaManía.
El mejor jugador: Fabián
Orellana
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Foto: Marta G. Brea |
Discutido, individualista, tímido, veloz, habilidoso,
genial. Orellana nos ha dadoe sta temporada la de cal y la de arena, pero a
tenor del cariño que él siente muy adentro suyo sobra decir con qué lado nos
quedamos del jugador internacional chileno. Su primer regalo fue un sutil
golpeo de falta que nos dio un punto ante el Valladolid y desde entonces, para
lo bueno y para lo malo, no paró. Puso las tablas en Riazor convirtiéndose en héroe
para, posteriormente, convertirse en inesperado villano al perder un balón en
el medio del campo por abusar de la conducción. Un jugador cualquiera se
hubiera hundido ante tal situación y hubiera sido muy difícil recuperarlo. Pero
él no. Y por eso es un grande: a pesar de aquel error nunca se escondió, pidió
el balón, encaró, se atrevió. Corrigió sus defectos y potenció sus virtudes,
supo evolucionar de la mano de un Herrera que tuvo mucha mano izquierda con él
y se convirtió en uno de los líderes indiscutibles del equipo. Goles y
asistencias, casi todos de una belleza indiscutible, lo avalan. Pero no solo
fue eso. Sus ayudas defensivas a Roberto Lago nos ahorraron más de un disgusto
y es que el bueno de Fabián es un tío sacrificado y trabajador. Muchos se
quedarán con sus bonitos regates, pero yo me quedo con su habilidad para cubrir
espacios y su intuición en los movimientos sin balón. Y por eso, por haber sido
el jugador que más ha evolucionado y que más ha hecho fructificar a sus
compañeros (muchos de los goles de Aspas son a cuenta suya) es para un servidor
el mejor jugador celeste de la temporada. ¡Fabi, quédate!
Y esto ha sido todo por mi parte. A partir de hoy cada
redactor dará su punto de vista sobre esta temporada inolvidable y fomentaremos
el debate, así que ya saben, dejen sus momentos predilectos de la temporada en
los comentarios y recordemos como se merece este temporadón. Quién sabe cuánto
tiempo tardaremos en vivir algo igual. ¡Hala Celta!
Sígueme en Twitter: @germasters
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