Aspas, siendo entrevistado por Rafa Valero (Foto: David Penela ) |
Nada más escuchar el pitido final, los jugadores del Celta se fueron abrazando ayer en el estado de Balaídos hasta terminar formando una auténtica piña, como lo han sido durante toda la temporada, lo que unido a su buen juego les condujo al éxito del ascenso directo. Estallaron de júbilo y en su rostro se podía adivinar el contraste del sufrimiento con la explosión de alegría.
El máximo artillero céltico Iago Aspas pasó de las lágrimas a cantar a Rianxeira en apenas unos minutos. Entre sollozos manifestó a la TVG que «después de cinco años sufriendo, todo esto merece la pena». Al preguntarle si sentía las mismas sensaciones o parecidas a las que le contó su hermano Jonathan Aspas cuando vivió otro ascenso, dijo que «poderlo celebrar en casa sabe mucho mejor, porque es delante de tu afición y eso es algo que no se puede describir, debido a que se trata de un sentimiento muy profundo». «Esto hay que vivirlo y espero disfrutarlo durante estos días», añadió.
Reiteró que «después de dieciséis años en el club, en los que ha habido temporadas buenas y otras no tanto, quizá haya momentos en que te entra la tentación de dejarlo todo, pero visto esto merece mucho la pena. Y los niños que se pongan en mi papel, porque yo fui subiendo escalón tras escalón en A Madroa, con muchos sufrimientos, pero contando siempre con el apoyo de mis padres, para llegar al primer equipo». Al insinuarle que casi hace un gol ayer ante el Córdoba, en un partido en el que no hubo ni un disparo a puerta, también respondió en tono jocoso: «Sí, casi, casi estuve a punto». (Risas).
Xulio Vázquez / La Voz de Galicia
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