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| Foto: LOF |
31 minutos, poquito más de media hora. En ese tiempo, Cartagena y Celta se jugarán la vida. No parece mucho tiempo, suena extraño, raro, atípico, pero es así. Un partido que ha durado más de un mes, comenzó el 7 de abril, y que terminará hoy con los dos equipos en situaciones muy diferentes. Los de Carlos Ríos estaban mucho peor que ahora y veían el futuro mucho más negro. Ahora, gracias a su victoria ante el Numancia y el posible descenso del Villarreal, al que se agarran como un clavo ardiendo, las opciones son más incluso quedando menos jornadas. El Celta ya no llega en puestos de ascenso directo, aunque sigue dependiendo de sí mismo.
Sea como sea, los tres puntos que hay en juego ahora mismo son importantísimos para ambos equipos, vitales. Se la juegan en media hora. Se dice rápido pero hay que vivirlo. Y también hay que ver como vivimos los aficionados estos momentos. Es la primera vez que a mi equipo le pasa algo así y no sé como reaccionaré. No hay tiempo para la enmienda, no hay espacio para recuperarse. Un golpe te puede matar, te puede dejar noqueado. Será una aventura distinta, algo que contar a nuestros hijos o nietos. Yo viví aquel partido de media hora donde todo comenzó, donde todo se puso de cara. El punto de inflexión que propició ese ascenso. Que así sea.
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