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Foto: Laverdad.es |
Nadie dijo que iba a ser fácil. La media hora restante ante el Cartagena se aventuraba cono una tarea muy complicada. Y así lo fue. El Celta afrontaba el encuentro de la peor manera posible: sin varios de sus jugadores clave por lesión, sanción, o por haber sido sustituídos. Herrera sabía de la importancia de este partido, y por eso decidió jugársela. Pero cometió un error, un grave error. Convirtió a un equipo acostumbrado a jugar por raso y a elaborar la jugada desde la defensa en otra cosa. En uno que abusaba descaradamente del juego directo.
No todos los encuentros son iguales. Y este, por lo extraño de sus características, menos aún. Pero una cosa es cambiar un poco tu forma de jugar para adaptarte a las condiciones del choque. Y otra es cambiar frontalmente tu estilo de juego. Disputar media hora como no lo has hecho a lo largo de 36 partidos no se puede hacer. Una cosa es meter un día al mediapunta de ariete, caso Bermejo, o variar la posición de Álex López del doble pivote a la mediapunta. Cada partido es un mundo. Pero hay cosas que hay que mantener siempre.
Sobre todo cuando tus hombres de ataque son como son. Cuando los encargados de luchar por balones aéreos son Joan Tomás (1,67 cm.), Toni (1,77 cm.) y De Lucas (1,75 cm.), hay un problema. Entiendo que Herrera quisiese probar algo diferente. Pero en Cartagonova se pasó en su vuelta de rosca. Ya sé que es fácil comentarlo a posteriori. Y que si el disparo de Bellvis llega a entrar, nadie hablaría del tema. Aunque la ocasión llegase de una de las pocas jugadas elaboradas por el equipo. Pero un equipo no debe perder nunca el estilo de juego que le caracteriza.
Escuchar al entrenador gritarle a Hugo Mallo mientras este saca de banda que lo haga siempre en largo no es típico del Celta. Parece obvio que no volveremos a jugar así. Que Herrera sabe lo que hace, que anoche quiso intentar algo completamente nuevo y que se equivocó. No jugó así cuando perdíamos por dos goles de diferencia ante el Deportivo o ante Las Palmas. Por eso probablemente se quede en una anécdota. Que esperemos no se repita.
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