Carta abierta a Miroslav Djukic


Foto: Ernesto Caparrós 
Estimado Miroslav, 

Lamentablemente, apenas tuve la suerte de disfrutar del gran futbolista que, me cuentan, un día usted fue. Un líbero con clase, elegancia y una técnica exquisita, en definitiva, un jugador de los que ya no quedan. Muchos solo lo recuerdan por aquel penalti que evitó que el Coruña se trajese a Galicia en 1994 el primer título oficial del fútbol gallego. Sin embargo, yo prefiero pensar  que ese error engrandece su carrera futbolística: los penaltis decisivos solo los fallan los valientes.

También exitosa está siendo su etapa como entrenador, convirtiendo al Real Valladolid en un equipo valiente, sólido y que juega como los ángeles. Un equipo que, si el fútbol entiende de justicia, el año que viene debe jugar en Primera, con el Barcelona, con el Real Madrid, con el Valencia, con el Celta…

Como le digo, hasta ahí nada que reprochar, y mucho que admirar. Es innegable que usted, como jugador y como entrenador, dentro o fuera del campo, siempre ha sido un referente para los millones de fans de este deporte.

En cambio, hace unas semanas, me sorprendía con una declaraciones, secundadas por su presidente, en torno al suspendido partido entre Celta y Cartagena, que será disputado, finalmente, el martes 8 de mayo. Se atrevía a decir que dicho partido adultera la competición, insinuando que beneficia al Celta en el pulso que mantiene frente a su equipo por uno de los puestos de ascenso directo.
Me gustaría que me explicase en qué se verá beneficiado un equipo que solo podrá contar con 13 o 14 futbolistas de su primera plantilla, que estará sin delanteros, que recorrerá toda la Península, de oeste a este, para jugar 31 minutos frente a un equipo que va a vida o muerte.

Porque en contra de lo que muchos pensaban, el Cartagena no está ni mucho menos descendido. A falta de 6 partidos, 7 para los cartageneros, para la conclusión de la competición, son 10, que podrían ser siete,  los puntos que los separan de la salvación. Parece complicado, ¿no? Pero no lo sería tanto en el hipotético caso de que el Villarreal ocupase uno de los puestos de descenso a la Categoría de Plata del fútbol español, entonces, solo serían 6, 3 ganando al Celta, los puntos que los separasen de lo que, hasta hace poco, parecía un milagro.

¿Cree usted qué eso adultera la competición? Pues entonces también adulterarán la competición ese dudoso penalti y expulsión que la semana pasada permitió que pudiesen comenzar la remontada frente al propio Efesé o los cuatro minutos que se añadieron al tiempo reglamentario en el partido que disputaron este fin de semana en Riazor sin que se realizasen los 6 cambios ni se perdiese tiempo, ¿no? Precisamente en ese cuarto minuto de añadido Manucho marcó un gol que sirvió para que sumasen un punto que puede ser básico. 

Si le soy sincero, yo tampoco creo que ninguna de esas circunstancias adulteren la competición. La Liga de Segunda División es muy larga, lo suficiente para colocar a cada uno en su sitio. Al final los errores arbitrales, las bajas o las ventajas que se sacan en un campo por situaciones de otros equipos tienden a estabilizarse.

Un hombre de fútbol como usted debería saberlo. Así que, la próxima vez, procure pensar antes de hablar y no manchar el buen nombre que se ha ganado en el mundo del fútbol.

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