Cuentan las leyendas mayas que la historia es cíclica, una
sucesión de acontecimientos sin principio ni final que se repiten sucesivamente
a lo largo del tiempo. Todo lo vivido se vivirá y todo futuro se fundirá con el
pasado en un presente repetido. Celta y Deportivo transitan dentro de la
montaña rusa que es el mundo del fútbol. Hace ahora una década, Galicia entera
vivía pendiente de un choque de leyenda entre celestes y blanquiazules, entre
Vigo y A Coruña, entre Rías Baixas y Rías Altas, entre “portugueses” y
“turkos”, entre Celta y Depor. Ni antes ni después el derbi tuvo tanto
esplendor como en aquellos años en los que la muiñeira soviética de los
olívicos se enfrentaba a la samba galaica de los blanquiazules. Mostovoi y
Djalminha, Karpin y Fran, Mazinho y Mauro…
Hoy el derbi es lo
que era antes de su tránsito por el cielo. Un duelo con un fútbol de nivel
inferior, pero una pasión tan desmesurada o más que aquella. Celta y Deportivo
pagan el peaje de un éxito efímero, aunque con distinto recuerdo. Los vigueses
regresaron de la gloria sin nada que llevarse a las catacumbas más allá de un juego
grandioso e inigualable a lo largo y ancho del continente. Los coruñeses, más
certeros en los momentos clave, sobreviven en el infierno a base triunfos
tangibles de los que quedan grabados en el palmarés. Ahora, sin pasado de por
medio que valga, se citan en Balaídos de camino hacia la redención.
El Celta llega a la
batalla como segundo de abordo. Tres son multitud y el Valladolid parece no
querer renunciar a la vía rápida hacia Primera. El hundimiento del batiscafo de
Cartagena quedó en stand by debido a
la falta de cordura que todavía impera en este deporte, por lo que la hoja de
ruta hacia la máxima categoría ha quedado algo alterada. Los de Paco Herrera
necesitan un triunfo ante el eterno rival que evite dudas y mantenga a rebufo a
los pucelanos. Ante una hinchada que llenará Balaídos por primera vez en trece
años, los celestes deben responder como lo vienen haciendo en los últimos
cuatro meses, donde sólo conocen la victoria en su estadio. Un triunfo ante los
coruñeses -que aventajan en 7 puntos a los célticos aunque con un partido más- son más que tres puntos, pues supondría un refuerzo moral brutal de
cara al último tramo de esta carrera de fondo.
Partido grande, por
lo que no se esperan experimentos por parte de Herrera. Saldrá con todo aquello
que lo ha traído hasta aquí. Es decir, el guardián del cofre será un Sergio que
definitivamente le ha arrebatado la titularidad a Yoel. Hugo Mallo, Oier, Túñez
y Roberto Lago como los defensores de una nave que se enfrenta al más peligroso
de los navíos. Al timón el capitán, Borja Oubiña. Álex López será la brújula, De
Lucas y Orellana las espadas más veloces y Mario Bermejo el cañonero de la
expedición. Arriba, en punta de ataque, estará el más pícaro de todos los
marineros, el corsario de Moaña, el Jack Saparrow del Morrazo, Iago Aspas.
En frente, el buque
más temible del océano. Líder sólido tras una gran racha que se inició tras el
derbi de la primera vuelta, los de Oltra caminan a ritmo de récord hacia la
tierra prometida. Invencibles en Riazor, se muestran más irregulares en mares
ajenos. Su mayor peligro, la espectacular capacidad que tiene para salir
adelante en cualquier situación, favorable o adversa, mereciéndolo o no. No
necesitan de mucho para ganar y así lo vienen demostrando. Al igual que
Herrera, no se esperan sorpresas por parte de Oltra, quien confiará en los
marines que lo han acercado tanto a la costa. Aranzubía en portería; línea de
cuatro para Laure, Colotto, Ze Castro y Morel; Álex Bergantiños y Juan
Domínguez en el doble pivote; Bruno Gama por la derecha, Guardado por la
izquierda, mediapunta para Valerón y arriba Riki.
Batalla de leyenda
en Balaídos. Miranda Torres dirigirá un derbi con el espíritu de los de antes.
26.000 celtistas en el coliseo vigués a los que habrá que añadir en torno a
3.000 deportivistas que animarán a su equipo en su visita a la cancha del
eterno rival. Partido grande a la orilla del Atlántico y con el abrigo de las
Cíes. El tesoro de Rande se pone en juego en 90 minutos de un duelo en el
infierno, pero con billete reservado para el cielo. Preludio auténtico del
regreso a la élite, del retorno a una Primera División que añora un partido
distinto. Los mayas tenían razón, la historia se repite. El comienzo de la
redifusión de este enfrentamiento legendario, a partir de las 12:00h en el municipal de Balaídos.
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