| Foto: Champy |
Cada vez estamos más lejos de esa utopía llamada derbi vasco en Galicia. Las diferencias entre celtistas y deportivistas son cada vez mayores y no hay visos de mejoría en los próximos tiempos, más bien al contrario, aunque no perdemos la esperanza. Ayer pudimos volver a vivir otro de esos episodios que dejan en evidencia a ambas aficiones, y ojo que el matiz es importante: A ambas aficiones.
El diario deportivo coruñés "dxt campeón" publicó el ya famoso artículo de una aficionado coruñesa en la que se intentaba mofar, con mayor o menor éxito, del Celta. Su columna fue celebrada en A Coruña como un título y recibida en Vigo con excesiva hostilidad. Tal vez ni una cosa ni la otra. La chica ensucia el nombre del Celta sin venir a cuento, ya que es un diario destinado exclusivamente a seguidores blanquiazules, o al menos coruñeses, y las reacciones desde Vigo son absolutamente desafortunadas en algunos casos, con amenazas de muerte e insultos que desde aquí condenamos rotundamente.
Es normal que en Vigo no sentase bien, pero de ahí a lo vivido ayer media un abismo. Con respeto se puede dar cualquier tipo de opinión, pero cuando se pierden las formas se pierde la razón. Y eso, la razón, es lo que precisamente pierden muchos de los seguidores de ambos equipos, obcecados con el eterno rival, casi más pendientes de ellos que de uno mismo. El odio visceral conduce a la sinrazón, que lleva a algunos a escribir artículos incendiarios y a otros a responder con toda la violencia verbal a su disposición.
Mal. Así no vamos bien. Sé que entre estas dos aficiones será difícil llegar a un consenso, pero es posible que al menos se disimule el odio, se suavice y se canalice hacia otro tipo de rivalidades, mucho más sanas. ¿Qué ellos se jactan de haber ganado muchos títulos y se ríen de nuestras copas de cristal? Pues no pasa nada, forma parte del juego de la rivalidad. Personalmente prefiero eso a que se mofen de la muerte de Quinocho o de la desgracia de Alvelo. Cada uno es feliz como quiere.
Son piques naturales. Lo antinatural es que un medio medianamente serio los fomente. Eso es otra cuestión, pero piques al fin y al cabo. Y en eso debería quedar todo. Algún día, tal vez, podamos vivir todos un derbi en paz y concordia. No pido que seamos amigos, tan solo pido respeto. Que las palabras hieren más que las piedras y el hecho de haber nacido 150 kilómetros arriba o abajo no es más que algo casual.
Y seguramente el problema no sea tan grave, simplemente que este enorme altavoz que es internet da protagonismo a personajes indeseables (en ambas aficiones, insisto), pero en el fondo, la gran mayoría de los aficionados de ambos equipos son personas normales, coherentes, que pueden querer que el rival pierda, pero tienen respeto hacia un equipo que no deja de ser muy importante para ellos. Porque al final ambos equipos se necesitan y se nutren de esa rivalidad para generar pasión hacia sus colores. Eso es rivalidad. Lo otro, los voceros, los que destacan y dan la nota, sobran. Aún así, siempre nos quedará la esperanza de que algún día nos reconciliemos.



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