Esto ya lo vivimos aquí


Foto: Diaro AS
El fútbol es uno de los deportes más traumáticos que existen. Los equipos y las aficiones pasan del todo a la nada  en cuestión de meses y grandes proyectos se caen sin que nadie acabe de encontrar una solución a lo que sucede. En Vigo lo sabemos, pasando en 12 meses de competir en Champions a purgar en Segunda. En un mismo año vivimos el momento más álgido de nuestra historia, recibiendo en Balaídos a Arsenal, Milan o Ajax, a recibir a Poli Ejido y Eibar.  Pasamos de derrotar al Milan en San Siro a sufrir para arrancar un empate en casa ante el filial del Málaga.

Así fueron las cosas, cuando aquel gran equipo que había coronado sus mejores años acabó con un descenso sorprendente por la calidad de su plantilla. Hoy, tiene un espejo en Primera División: El Villarreal, cuya trayectoria recuerda cada vez más a la de aquel Celta que se fue metiendo en el pozo sin que nadie pudiese rescatarlo. El conjunto castellonense también participó en la Champions este año, aunque con menos éxito que aquel Celta, capaz de superar la primera ronda y plantarse en octavos.

Los amarillos comenzaron con Garrido en el banquillo, pero los malos resultados le costaron el puesto. La llegada de Molina, hasta ese momento en el filial, revitalizó al equipo, que se benefició del positivo efecto del cambio y levantó ligeramente el vuelo, pero parece que ese efecto se ha evaporado. El paso de las jornadas van hundiendo más a los de El Madrigal en la tabla, y solo los fallos de sus rivales les permiten seguir fuera de puestos de descenso.

A día de hoy, el conjunto presidido por Fernando Roig, cuenta con tres puntos de ventaja sobre Racing de Santander y Sporting, que ocupan la tercera y segunda plaza por la cola. Más lejos tiene al Zaragoza, que parece tener la batalla por la permanencia casi perdida. Por delante de ellos tienen al Granada y al Betis, con un punto y tres respectivamente.

Desde la victoria ante Granada y Sevilla, además del empate ante el Barcelona, el conjunto castellonense enlaza cuatro partidos sin ganar, con derrotas dolorosas, 4-0 en Mallorca o 2-1 en Zaragoza, ante el colista con remontada en los últimos 10 minutos, y la del pasado lunes, cuando cayó derrotado ante el Getafe.

Cuentan por delante con 12 partidos para salvar el pabellón, pero la situación recuerda de forma muy preocupante a la vivida por el Celta hace ahora 8 años, e incluso a la de hace cinco cuando descendió después de clasificarse para la UEFA. Es el problema de un equipo que está metido en una pelea para lo que no está hecho. Los jugadores del Villarreal han convivido con la luchas por los puestos europeos, con la responsabilidad positiva de lograr algo grande, pero pocas veces con esta gran responsabilidad, la de no decepcionar a su afición con un descenso.

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