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Foto: LOF |
El colosal Celta de las últimas fechas nada en un mar de
virtudes. Los defectos, presentes anteriormente, parecen haberse esfumado o
escondido por tiempo indefinido. Ahora mismo es oro todo lo que reduce en el
seno de la plantilla viguesa. Y de entre todas esas características positivas
que han llevado a los olívicos a los puestos de ascenso directo, la palpable
capacidad de este equipo para llegar fresco y vivo al final de los encuentros,
donde habitualmente se reparte el pastel, es quizás la que mayores réditos
clasificatorios le está reportando.
Desde la llegada de
Paco Herrera al banquillo céltico una premisa ha estado siempre muy presente
para los jugadores y aficionados del club vigués: los partidos duran 90
minutos. Así lo ha querido transmitir el técnico catalán, sabedor de que el
llegar o no atinado a los instantes finales acostumbra a marcar la diferencia
entre la victoria o la derrota. En ocasiones motivado por la especulación
propia, principalmente durante la campaña pasada y algún encuentro de esta
(Córdoba), otras por las circunstancias del choque, lo cierto es que el
conjunto vigués ha alcanzado el ocaso de muchos encuentros con todo el pescado
por vender. Y ahí, en esos momentos, se ha mostrado absolutamente letal.
De entre los 28
partidos disputados hasta la fecha, un total de 21 han llegado a los 15 últimos
minutos con un marcador incierto -entendiendo por incierto el empate o victoria
por un solo gol de diferencia-. De los siete restantes, todos han alcanzado los
minutos finales con el Celta en ventaja, nunca por detrás en el marcador por
más de un gol (a excepción del día del Xerez, donde el conjunto vigués
consiguió igualar tras ir perdiendo 3-1). De esos 21 enfrentamientos, 11 terminaron con
victoria celeste: 7 conservando o aumentando la ventaja antes adquirida y 4
consiguiendo el triunfo en las postrimerías del choque (Recreativo, Villarreal
B, Elche y Valladolid). Por lo demás, 4 empates –dos de ellos con igualada
céltica en el ocaso del partido (Valladolid y Xerez)- y las 6 derrotas
registradas hasta la fecha por los de Paco Herrera, de las cuales cuatro
(Elche, Almería, Las Palmas y Deportivo) se consumaron en los últimos minutos.
En resumen, en los
15 últimos minutos de los partidos los celestes han ganado un total de 14
puntos, han conservado 23, han perdido 8 y no han sabido ganar 2. Datos que
hablan a las claras del buen hacer de los de Paco Herrera en los últimos
instantes de los duelos. Y es que si acudimos al apartado goleador, los números
son todavía más esclarecedores: 19 goles a favor y tan sólo 6 en contra. Es
más, los vigueses tan sólo han recibido 10 goles en el transcurso de las
segundas partes, mientras que han sido capaces de anotar la friolera de 32
dianas.
Así, las estadísticas no son más que la auténtica
demostración de la peligrosidad del Celta en el epílogo de los choques, fruto
principalmente de una gran preparación física y mental. De esta manera, los pupilos
de Paco Herrera muestran en cada final de partido un puntito de forma superior
al de sus rivales, lo cual en muchas ocasiones ha servido para terminar por
inclinar la balanza del lado céltico. En fin, una virtud más de un equipo
camaleónico, valiente con el balón y sobrio sin él, que apuesta por la posesión
pero no renuncia al contraataque, que es capaz de dominar el marcador o de
remontarlo según convenga, y que en algunas ocasiones consigue sentenciar sus
compromisos y en otras tiene la paciencia suficiente como para masticarlos a fondo
y dar la dentellada final en el último instante.
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