Justa injusticia


Foto: Jorge Landín


Dentro de la calma que reinaba en la actualidad celeste durante los últimos días, David Rodríguez alzó la voz para denunciar su situación. No se puede hablar de declaraciones incendiarias, pues el talaverano midió muy bien sus palabras y en todo momento trató de respetar tanto a sus compañeros como al entrenador. Sin embargo, sí que resultaron ser una nota un tanto discordante dentro de la apreciable paz que los resultados conceden al entorno celeste.
   
El canterano del Atlético de Madrid se quejó de su rol actual en el equipo. Molesto por no venir actuando en las últimas fechas, declaró tener la conciencia tranquila en lo que a su rendimiento se refiere, asegurando que si tuviera que autoevaluar su temporada lo haría poniéndose una calificación de diez. Asimismo, aceptó que la buena marcha del conjunto justifica la ausencia de variaciones en el once, pero recordó, en tono reivindicativo, que con él en el campo los resultados también estaban acompañando. No en vano, sus últimas cuatro participaciones en la alineación titular se saldaron con 10 puntos sobre 12 en el plano colectivo y con dos goles en el aspecto individual (a los que hay que añadir otros dos que anotó en la vuelta de Copa ante el Espanyol).
   
Entonces, ¿por qué su suplencia? Con los números en la mano, esta parece injustificable. El manchego ha anotado ocho tantos, de los cuales cinco han servido para estrenar el casillero de goles vigués. Además, es el mejor hombre de los de Herrera en lo que a desmarque se refiere y cuenta con una gran velocidad punta que lo convierte en un jugador peligrosísimo en el fútbol de contraataque. Asimismo, aporta muchísimo en la presión, convirtiéndose en el primer defensor del equipo. Su gran lunar es su escasa efectividad, pues suele marrar dos o tres ocasiones claras antes de convertir.
   
En cualquier otro equipo, un futbolista con los registros de David sería titular indiscutible. Sin embargo, en Vigo, el talaverano tiene un problema con nombre y apellidos: Iago Aspas. Desde mi punto de vista, el de Moaña ofrece más cosas al equipo que David Rodríguez. Al talaverano se le puede exigir gol, pero Aspas puede dar eso y algo más. Al margen de los nueve goles que lleva hasta ahora, el del Morrazo aporta una capacidad de asociación y de inventiva con la que David no cuenta. Quizás de cara a gol sean similares, pero en cuanto a su influencia en el juego son totalmente distintos. Uno es más delantero de un toque, de participar lo justo y ser clave en el área. Otro se adapta mejor al juego combinativo, al fútbol colectivo. Uno precisa de sus compañeros para llegar al gol, y otro hace llegar el gol a sus compañeros (e incluso a sí mismo).
   
Por eso, bajo mi punto de vista, la injusticia que supone la suplencia de David no deja de ser justa. Me explico: el talaverano no ha hecho deméritos para verse desplazado del once, pero Aspas, reciclado por Herrera al puesto de delantero, no sólo ha igualado la virtud de David, el gol, sino que ha añadido un plus que termina por hacer la diferencia. David seguirá siendo importante y haciendo goles como hasta ahora. Sin embargo, el punta titular debe ser Aspas, ya que, al margen de lo estrictamente cuantificable, aporta una serie de intangibles que este equipo no puede encontrar en ningún otro jugador.

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