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Foto: LOF |
Herrera debería
saber que dispone, con casi total probabilidad, del mejor doble pivote de la
categoría. La verdad es que cuesta encontrar, en cualquiera de los veintiún
adversarios del conjunto vigués, uno sólo que reúna en su medio campo a dos
futbolistas de tal calidad. Además, ambos han demostrado que se complementan a
la perfección. Oubiña, espectacularmente recuperado tras sus casi cuatro años
de inactividad, está poco a poco volviendo a ser ese centrocampista
sobresaliente en el aspecto táctico, capaz de abarcar una gran cantidad de
terreno y con criterio para manejar la pelota. Por su parte, Álex López ha
dejado de ser una promesa para convertirse en realidad: un jugador capaz de jugar
y hacer jugar, con calidad suficiente como para mover el balón a su antojo y
con la capacidad de sacrificio necesaria como para recorrer un buen puñado de
kilómetros en cada partido, tanto en el aspecto ofensivo como en el defensivo.
El cambio de
esquema que adoptó el técnico celeste allá por el mes de octubre introducía a
Oubiña y a Álex López en el doble pivote. El porqué radicaba en que el Celta
buscaba ahora la manera de ganar a través del balón. Atrás quedaba ya el fútbol
de contraataque del año pasado, el cual dejaba de ser característica
definitoria de este equipo para convertirse en una alternativa puntual. Ahora,
los vigueses buscaban llevar el peso de los partidos, ganar a través del fútbol
de asociación y combinación, llegar al arco rival a partir del ataque estático.
Un estilo de juego que le viene como anillo al dedo tanto al vigués como al
ferrolano, cómodos con la pelota en los pies y perdidos sin ella.
Pues bien, incluso
así, Herrera apostó por regalar el balón al Córdoba y limitar la participación
de Álex y Oubiña a labores de contención. Algo que no se entiende, sobre todo
cuando sus dos mediocentros son dos futbolistas superlativos con balón y más
limitados sin él. Con esta pareja, lo lógico al menos es que los vigueses fuesen quienes de
discutirle la posesión al rival y no de quedarse en un pírrico 27%. No es entendible
que la propuesta sea ceder el control al adversario y desaprovechar las
condiciones de una pareja de futbolistas de tal categoría. Y no me vale la
excusa de que enfrente también hay un rival que sabe jugar y que maniató
completamente al Celta. Estoy completamente seguro que si los vigueses hubiesen
salido a hacerse con el control del partido, hubiesen sido mejores o cuanto
menos no hubiesen sufrido un dominio tal.
Herrera debe ser
consciente de que un Celta en el que Borja Oubiña y Álex López sean los
mediocentros titulares tiene que ser un equipo que domine, que tenga el
esférico y que busque llegar a la portería contraria a través de la posesión.
Luego se puede ganar o perder, pues en este deporte influyen muchas otras
variables. Pero lo que no se puede es obligar a estos dos futbolistas a pasarse
75 minutos corriendo detrás del rival. Para eso, mejor apostar por otra pareja
de mediocentros más cualificados para esa labor. Y es que éste no es un doble
pivote para especular ni dejarse dominar, es un doble pivote para gobernarlos a todos.
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