![]() |
Marta G. Brea |
Cristian Bustos vive desde hace meses una situación
complicada. Un hombre que la pasada temporada fue indiscutible, insustituible e
incluso considerado como mejor jugador del curso, no está gozando de ese mismo
protagonismo esta campaña. El porqué es obvio y tiene nombre y apellidos: Borja
Oubiña. La espectacular recuperación del canterano vigués, algo realmente
sorprendente no por su nivel futbolístico sino por la velocidad con la que ha
acontecido, ha sido una losa pesada para el centrocampista alicantino. Además,
si a esto le añadimos que Paco Herrera ha optado, con buen criterio, por
desterrar el trivote de antaño y apostar por un doble pivote formado por un
futbolista más de contención y otro de creación, los problemas de Bustos se incrementan.
De jugarlo prácticamente todo, a contar sólo
para cubrir ausencias o disputar últimos minutos de los partidos. De ser pieza
clave en el entramado defensivo del Celta, a tener en el banquillo un lugar
habitual. De ser ídolo de una afición entregada a su garra y sacrificio, a ser
casi olvidado y desplazado por un antiguo héroe que ha vuelto a resurgir.
Lo cierto es que el
panorama pinta bastante negro para el canterano del Valencia. Hoy por hoy, el
centro del campo celeste, probablemente el mejor de la categoría, parece coto
vedado para nuevos inquilinos. El gran momento de la pareja Álex López-Oubiña
no sólo ha desterrado a Bustos, sino que también ha reducido sobremanera la
aportación de otro futbolista que llegaba a Vigo para ser pieza importante como Natxo Insa.
Convendría que
Bustos no cayese en el desánimo ni que se descolgara del grupo. Imagino que,
por su actitud, no lo va a hacer y así lo deseo. Dicen que de los momentos
duros hay que intentar extraer lo positivo y eso es lo que debe hacer el
futbolista alicantino. Consciente de que su mejor nivel no puede competir con
el de Oubiña, Bustos ha de replantearse su labor en el equipo. Incluso desde el
banquillo puede y va a seguir siendo un jugador muy útil para el plantel.
Y es que Oubiña, de
alguna manera, tiene que notar en algún momento sus casi cuatro años de
inactividad. Necesitará de descansos periódicos que le permitan estar al mejor
nivel en el tramo final de temporada y ahí es donde se hará importante la
figura de Cristian Bustos. Tendrá partidos de titular en los que su labor va a
ser muy importante en la consecución de puntos que, a la postre, pueden ser
decisivos para lograr el objetivo. Asimismo, incluso saliendo desde el
banquillo, puede permitirle a Herrera adoptar distintas variables tácticas en
función del devenir de un determinado encuentro.
Por eso y por el
carácter y energía que transmite, no se puede permitir que Bustos desaparezca.
Ha perdido importancia, eso es innegable, pero no por ello ha dejado de ser
importante. Su labor ahora es otra, la de ser un recambio de garantías del
capitán celeste. Quizás ya no sea el Busquets del Celta, pero sí que puede y
debe ser el Keita vigués. Es decir, ese futbolista de equipo, de actitud
sobresaliente, fútbol más que notable y del que siempre se puede tirar cuando
el grupo lo necesite. Y cuando ese momento llegue, que llegará, que nadie tenga
ninguna duda de que Bustos va a dar la talla.
0 comments:
Publicar un comentario