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Foto: Jorge Landín |
Por eso fue fichado en su día por el Celta, cuando el equipo de Eusebio realizaba un juego más que aseado, generaba ocasiones, pero fallaba en ataque. Una temporada en la que Trashorras fue el máximo goleador, y en la que Joselu enviaba más balones a los palos que a las redes. El fichaje de Papadopoulos llegó como agua de mayo a un equipo que necesitaba un goleador como el comer.
Y las referencias no eran malas, ya que el griego venía con el caché de campeón de Europa en 2004 con su selección, año en el que fue elegido mejor jugador de la liga helena, en la que había marcado más de 50 goles a lo largo de su trayectoria. La esperanza celeste se puso en sus botas y desde el principio pudimos comprobar que este hombre sabía lo que era el fútbol, tenía oficio, sabía moverse, pero... no marcaba.
25 partidos de Liga jugó con el Celta sin llegar a anotar ni un solo tanto. Una pena, porque sus inicios fueron prometedores, debutando con gol ante el Ourense, un equipo que se le ha dado muy bien durante estos años en los amistosos que han jugado ambos equipos. De hecho, tan solo marcaba al Ourense... y al Montreal Impact, equipo canadiense al que se enfrentó el Celta un jueves de febrero y ante el que Papadopoulos pudo sumar un tanto más. Aquel día marcó incluso Cellerino, para que os hagáis una idea de lo notable del suceso.
Y si durante la etapa de Eusebio, Papadopoulos fue perdiendo terreno, hasta el punto de que terminó jugando Oriol Riera, un chaval del filial, antes que él, con Herrera la cosa aún fue peor. Comenzó siendo titular ante el Barcelona B, pero aquel Celta recordaba demasiado al del año anterior porque se crearon ocasiones pero solo se marcó un gol. Así las cosas, Herrera tocó la tecla, pasó a jugar con De Lucas y David arriba, y la presencia de Papadopoulos fue testimonial, teniendo apenas minutos, pero siendo siempre muy bien recibido por la grada.
Ante el Numancia, con el Celta goleando facilmente, Herrera le dio unos minutos, y la ovación que recibió Papadopoulos fue de las que hacen época. Falta por saber qué porcentaje de aficionados le aplaudían sinceramente, y cuantos lo hacían con sorna. Creo que la mayoría.
Pero la salida de Papadopoulos del Celta pudo haberse gestado el día del Celta- Cartagena. Era la última jornada de la pasada Liga, con el Celta pensando en el play-off y un equipo de circunstancias. Herrera anunció que el griego tendría una oportunidad, y cuando todos le veíamos en el once nos encontramos con la sorpresa de que estaba fuera de la convocatoria por una supuesta lesión. Nunca se supo mucho más, aunque nada más terminar la temporada, Herrera anunciaba que no contaba con él. Aquel día enterró sus opciones de vestir la celeste. Ahora intentará asentarse en Grecia, pero el 30 de junio regresará.
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