¿Le faltó ambición al Celta?

Foto: José Martínez / El Día de Córdoba

El Celta ha logrado un empate en el Arcángel que le permite seguir en puestos de privilegio de la Segunda División y que mantiene su ventaja con respecto al séptimo clasificado, fundamental para el objetivo del Celta, que no es otro que pelear hasta la última jornada por el ascenso. El empate tiene un doble valor si tenemos en cuenta que el rival era precisamente ese séptimo clasificado, un equipo muy firme en casa, que encaja pocos goles y que tiene un evidente problema de cara al gol a pesar de su buen juego.

Sin embargo, cuando en los últimos minutos el físico abandonó a los de Paco Jémez, el Celta tuvo el partido claramente en sus botas. A partir del minuto 70 las llegadas del Celta eran constantes, en muchos casos con superiodidad numérica con respecto a los blanquiverdes aprovechando los espacios que dejaba el Córdoba para lanzar contras más o menos vertiginosas. El problema es que cuando llegaban arriba falta alguien que empujase el balón. Los cambios realizados por Herrera dejaron al Celta sin una referencia arriba, ya que era Joan Tomás el que ocupaba la posición más adelantada. El catalán era lo más parecido a un nueve, pero no es un nueve.

Esto fue muy palpable cuando Bellvís llegó a línea de fondo y su pase de la muerte no encontró a nadie porque en el corazón del área no había ningún jugador del Celta. Unos minutos antes, Orellana había hecho una jugada similar y tuvo el mismo resultado. El Celta había mejorado con los cambios, pero realmente la mejoría llegó por el bajón físico del Córdoba y no por los movimientos tácticos de Paco Herrera. La mejoría del Celta propició ocasiones, pero es complicado marcar sino hay un delantero, ya no solo por empujar el balón, que es parte de su trabajo, sino por las maniobras de distracción que pueden permitir que otro compañero quede libre.

Seguramente tras este partido, los más críticos con Paco Herrera tengan más argumentos para dudar de la capacidad del catalán al frente del banquillo celeste. Aquellos que consideran que es un entrenador timorato podrán haberse cargado de razones tras este partido, pero, ¿Faltó realmente ambición en el Celta?. ¿El dominio del Córdoba fue propiciado por su buen juego o por qué el Celta cedió terreno y balón?, ¿Salió el Celta predispuesto a darle el balón al rival y buscar espacios a la contra?, y sobre todo, una gran pregunta: ¿No es capaz el Celta de disputarle el balón al Córdoba?. ¿Tiene el Celta peores elementos para llevar la iniciativa en un partido ante el Córdoba?. Si la respuesta a esta última pregunta fuese "si" sería para preocuparse.