El Celta ya ofrece motivos para creer


David Rodríguez volvió a reencontrarse con el gol
Foto: Marta G. Brea

Contento, alegre, feliz, radiante. Así salí de Balaídos después de una victoria del Celta que quizás no fue la más brillante de la temporada, pero que sirve para confirmar que este equipo, de seguir así, es un serio candidato al ascenso de categoría.
   
Y es que hasta ahora no me lo terminaba de creer. Evidente era que contamos con un buen plantel. Ni que decir tiene que no debemos temer a ningún rival. No había dudas tampoco de que, ofensivamente, somos de lo mejor de la competición. Pero entre todos estos aspectos positivos, los errores defensivos y la falta de oficio nos obligaban a rebajar el listón, a disminuir el nivel de nuestras expectativas.
   
Ahora ya no hay motivos para pensar así. La entrada de Oier y Túñez en el eje de la zaga, acompañada de la recuperación de Hugo Mallo y la mejoría de Yoel, le han dado al equipo ese plus necesario en defensa. Ya no es poco menos que una utopía el mantener la puerta a cero, algo que los celestes han logrado en los últimos tres partidos. Precisamente los dos centrales fueron, una vez más, de los más destacados del conjunto: contundentes, sobrios, veloces, insuperables por alto y correctos en la salida de balón, firmaron un auténtico partidazo.
   
Algo parecido se puede decir de la pareja de mediocentros, absolutamente pletórica en la tarde de ayer. Tanto Álex López como Borja Oubiña demostraron que son el mejor doble pivote de la categoría. Perfectos en labores de contención, especialmente el vigués, y soberbios en la creación, sobre todo el ferrolano, fueron pulmón y motor de un Celta que se movió al ritmo que marcaban sus botas.
   
En la parte de arriba, no fue el mejor día de Bermejo ni de De Lucas. Sí anduvo fino Orellana, pese a los silbidos, siendo un auténtico quebradero de cabeza para la zaga alcarreña por su movilidad y calidad. Por otra parte, sin hacer un partido brillante, David Rodríguez volvió a reencontrarse con el gol, lo que le vale para colocarse como Pichichi del equipo junto al ausente Iago Aspas.
   
Hay razones para la felicidad. El Celta va a acabar el año en puestos de play-off y a escasos tres puntos del ascenso directo. Pero lo mejor de todo es que, por fin, este equipo cada vez se parece más al típico conjunto que suele acabar en Primera a final de temporada. Más fuerte en casa que fuera, gana los partidos casi sin despeinarse, resolviendo en la primera mitad y demostrando calidad en ataque y seguridad en defensa. Sin duda, esta es la línea a seguir. Así, hay motivos de sobra para creer.

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