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Foto: Ricardo Grobas |
La rotundidad de estos datos obliga a la reflexión: ¿está el Celta por el buen camino para acceder a Primera División? A bote pronto las estadísticas impiden una visión positiva. Los celestes han fracasado ante los grandes aspirantes al ascenso, sumando cuatro derrotas (Elche, Almería, Deportivo y Hércules) y un empate (Valladolid). En todos esos encuentros ha existido un denominador común: el rival ha cedido el control del choque a los vigueses y se ha aprovechado de acciones aisladas, en general errores defensivos de los célticos, para llevarse los puntos. Una propuesta muy recurrente en la categoría, donde la práctica totalidad de los equipos apuestan por ella. Un modelo soso, aburrido, carroñero, que vive de las miserias del rival, pero que ha tenido una gran efectividad a lo largo de los años que le concede el crédito suficiente para imperar en la competición. Sin ir más lejos, el Celta de Fernando Vázquez subió en la 2004/2005 sustentado en este estilo de juego.
No obstante me niego a aceptar la no validez en la categoría de la propuesta céltica. ¿Qué el Hércules está a ocho puntos? Sí. ¿Qué no hemos ganado ni un solo partido ante rivales de entidad que se han pertrechado al borde de su área y aprovechado nuestros fallos en defensa? También. Pero, como se suele decir, las estadísticas no son más que una sutil forma de mentir diciendo la verdad. En todos esos partidos, incluidos en aquellos en los que el equipo no ha estado bien (véase Elche y Almería), se han hecho los mismos méritos o más que el adversario. El lastre defensivo, donde sigue faltando contundencia y seguridad, ha complicado unos encuentros que, por fútbol, deberían haber tenido color celeste. Evidentemente, no subiremos a Primera si, como hasta ahora, concedemos un error defensivo por encuentro. Pero también es verdad que, corrigiendo eso, la pelota puede sernos infiel en el corto plazo, pero terminará por ponerse de nuestro lado.
Que nadie se confunda. Hemos perdido dos partidos consecutivos y nos hemos alejado de la cabeza, pero estamos bastante mejor que cuando la comandábamos tras las dos victorias iniciales. Este camino es más que válido y, aunque forastero en la categoría, goza de argumentos para ser sinónimo de éxito. Otros como el Valladolid de la 2006/2007, el Xerez de la 2008/2009 o el Betis de la 2010/2011 así lo demostraron. Equipos todos ellos ofensivos y “amigos” del balón, pero a los que también hay que reconocer una notable solidez defensiva. Esto último es lo que escasea en el Celta y por lo que se debe pelear. Si se logra la fortaleza suficiente en la retaguardia, tarde o temprano la pelota se termina imponiendo y, al contrario de los que nos viene pasando hasta ahora, los tambores no conseguirán acallar la dulce y maravillosa melodía del violín.
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