Examen de madurez


Foto: J.V. Landín 

Iago Aspas ha pasado la semana más dura desde que es profesional. Unas desafortunadas declaraciones le colocaron en la cresta de la ola informativa y fue centro de las iras de los aficionados deportivistas en la víspera del derbi, y también durante el mismo. Aspas se mantuvo bastante frío durante el encuentro y evitó caer en los constantes intentos de provocación por parte de los jugadores blanquiazules, aunque terminó viendo una tarjeta amarilla.

Las declaraciones de Aspas generaron además cierta división entre el celtismo, ya que mientras que una parte de la afición está volcada con el futbolista y lo respalda completamente, hay otro sector que no ve con buenos ojos las salidas de tono de Aspas. Esto le puede pasar factura en un futuro, especialmente cuando su momento de forma no sea tan dulce como el actual. Probablemente, la opinión de muchos aficionados haya cambiado durante esta semana, para bien o para mal, y eso es peligroso.

En el fútbol como en la vida, de todo se aprende, y cuanto más duro sea el golpe, mayor aprendizaje se puede extraer. Lo peor es que nos hemos olvidado de que Aspas  sigue siendo el jugador más en forma de este Celta y que sabe hacer muchas cosas en un campo de fútbol. Ese será su verdadero examen de madurez para las próximas semanas, demostrar que sigue siendo un futbolistas desequilibrante y que la polémica ya es agua pasada. Está claro que todos sabemos como es Aspas, conocemos su carácter y sabemos que es una parte fundamental de su personalidad, así que solo falta que sea capaz de canalizar ese carácter en beneficio propio y del equipo.

Alejado ya del foco de atención, lo ideal es que comience cuanto antes a desarrollar su fútbol olvidándose de otras cuestiones, y mañana puede ser un buen día para comenzar a hacerlo. Enfrente estará el líder, así que el desafío será importantísimo. El mayor desde que comenzó la temporada.

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