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Foto: Real Club Celta |
La Segunda División nunca ha tenido fama de ser espléndida, y dificilmente conseguiremos asociar la palabra "jogo bonito" a un partido de la categoría de plata. Incluso se podrían contar con los dedos de la mano los niños que se enamoraron de este juego llamado fútbol viendo un Guadalajara- Alcorcón. El fútbol, ya se sabe, es elitista. Solo nos valen los mejores, y cuando los que juegan no lo son, crece la importancia del resultado. "No importa el juego, lo que vale es el resultado, eso es lo que queda". Una frase tantas veces escuchada que al final hasta nos la creímos. Y en realidad, razón no le falta a la frase de marras. El tiro al larguero, o el fallo en el mano a mano pueden cambiar la percepción del juego del equipo. Ese mismo tiro que pega en el larguero podría colarse en la portería, y entonces ya no importaría el juego.
Pero el fútbol sigue siendo un juego que dura noventa minutos, o tal vez algo más. Tengo un amigo que dice que el fútbol dura 90 minutos y una semana, por eso hablamos durante los siete días del último partido, o del siguiente, o de aquel de hace años. El resultado es lo que se recuerda, pero también el juego, y hay equipos que se empeñan en ser recordados. Hay partidos condenados a permanecer en la memoria colectiva. Uno de ellos puede ser este Barcelona B-Celta, ya que en el Mini Estadi comparecen los dos equipos que, objetivamente, mejor fútbol practican en la categoría de plata. Tal vez, a día de hoy, con el Córdoba.
El año pasado se vivió un precioso partido marcado por el altísimo ritmo del choque, más de Primera que de Segunda. Fue un partido completo del Celta, que encajó pronto por un despiste defensivo y tuvo que remar durante lo que restaba de primera parte y casi toda la segunda hasta que llegó el gol de Álex López que ponía la igualadad en el marcador. Aún pudo el Celta voltear en el marcador, ya cerca del descuento, pero el marcador se empeñó en quedarse así. Un empate, si acaso justo, si acaso injusto, pero ante dos buenos equipos, ninguno debía perder. Este sábado se vivirá otro partido similar, o incluso mejor, ya que el juego del Celta es más asociativo este año, y el Barcelona B tiene aroma a La Masía, con Eusebio, un viejo conocido celeste en su banquillo. Un partido para sentarse en el sofá y disfrutar del fútbol. ¡Y qué a mi me puedan más los nervios que el disfrute!
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