Desde su irrupción en el primer equipo, durante la pasada temporada, vimos en este futbolista cualidades que no veíamos en otros jugadores, candidatos como él a hacerse con un sitio en la primera plantilla. El ferrolano llegó al Celta B procedente del Narón, que jugaba en Tercera, y ya con una edad avanzada después de su prematuro debut en el Racing de Ferrol siendo un adolescente. Allí coincidió con Mario Bermejo. Mucho ha cambiado aquel Alex del que ahora mismo hace las delicias de los aficionados célticos.
Agotados todos los calificativos, el futuro de Álex López es tremendamente prometedor. Podemos llamarle "todocampista" o centrocampista "box to box", expresión inglesa importada al fútbol español. Llámemosle como queramos, pero Álex siempre rinde. Juegue donde juegue. Ha demostrado que tiene llegada, lo hizo en el B donde superó la decena de goles, y lo hará en el primer equipo a poco que adquiera confianza en su tiro, ha demostrado agresividad defensiva y capacidad de sacrificio en pos del equipo, ha demostrado que puede ser un buen pivote creativo, interior por ambas bandas. Lo ha hecho todo, y casi siempre bien.
El pasado domingo en Soria dio otro salito más en su carrera. Llevó la manija del equipo, fue el responsable de la creación de un juego que basculaba siempre hacia su zona. Se hizo con el mando del equipo, fue el director de orquesta de una pieza con final feliz. Álex crece día a día, imparable. Hace unas semanas, Paco Herrera lo describió como un jugador de Primera. Creo que todos lo sabemos, y él también. El todocampista era él.
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