De Lucas era uno de los grandes protagonistas en la víspera del partido. La acusación de tramposo realizada desde la propia web oficial del club le ponía en el punto de mira de los aficionados locales, aunque al final no fue para tanto: "No me trataron mal. Al final ellos buscan su manera de motivarse. Intentaron implicar un poco a la gente y desde mi punto de vista no es el camino más adecuado pero al final uno tiene que asumir sus responsabilidades".
Los Pajaritos no fue para De Lucas como Los Cármenes para Iago Aspas. No había pasquines en la ciudad y seguramente poca gente recordaba lo vivido unos meses atrás en Balaídos. Ni tan siquiera era un infierno por el número de aficionados, ya que tan solo había 3.500 especatadores en el desangelado estadio numantino, un centenar aproximadamente representando al Celta. El público estaba más preocupado por increpar a Mariscal Sánchez, especialmente tras la acción del penalty, que por molestar a De Lucas, que fue despedido con una pitada, bastante normal cuando el catalán es sustituído en cualquier terreno de juego.
El caso es que De Lucas fue el encargado de anotar el gol que abría el marcador y que dejaba el partido casi resuelto por la incomparecencia del Numancia en la segunda mitad. sobre el partido, De Lucas coincide con la visión generalizada de que tras el penalti "Todo fue más sencillo para nosotros", explica el delantero celeste, que subraya la suerte que está teniendo el equipo con las penas máximas: "Lo que no era normal era lo del año pasado. Yo no he visto la jugada, todo ha sido demasiado rápido, pero creo que no deja lugar a muchas dudas. Y el otro día tampoco. En ese sentido estoy contento porque hay que aprovechar también esas oportunidades", concluyó.
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