Suele decirse que la liga de Segunda División es una competición interminable, la cual hay que afrontar como si de una maratón se tratase. Sin prisa pero sin pausa, deben ir cubriéndose, pasito a pasito, los 42 kilómetros que separan el inicio de la línea de meta. La gloria sólo espera a los dos primeros, además de a uno de los cuatro inmediatamente rezagados; mientras, el infierno, tristemente, está reservado para los cuatro últimos. El secreto del éxito es la regularidad, pues no suelen valer los grandes comienzos con atracón final, ni los inicios fulgurantes para desplomarse en el momento clave. Hay que ir quemando etapas, poco a poco, con el horizonte siempre fijado en el futuro más cercano.
Esta filosofía suele adoptarla el cuerpo técnico de Paco Herrera, quien divide la temporada en diferentes etapas, las cuales están conformadas por bloques de un número más o menos reducido de encuentros para los cuales se establece un objetivo determinado. Aunque con menos éxito que fracaso, ya se ha completado el primer “pack” de partidos, correspondiente a los cinco inciales compromisos ligueros. En ellos, el Celta disputó, con un saldo inmejorable, dos encuentros frente a equipos teóricamente más débiles (Murcia y Recreativo) y tres duelos ante, a priori, rivales directos en la lucha por el ascenso (Elche, Almería y Valladolid), en los cuales sólo cosechó un punto de nueve posibles.
El domingo en Soria se abre una nueva etapa en la que el Celta deberá clarificar su lugar dentro de la competición. Durante el mes de octubre e inicios del mes de noviembre, a los célticos les esperan siete duelos ante equipos de la zona media-baja de la tabla, en los que deberá recolectar una buena cosecha de puntos si desea enfrentarse a conjuntos como Deportivo, Hércules o Barça B desde los lugares más elevados de la clasificación.
Estamos a principio de temporada y, a día de hoy, todo son conjeturas. No obstante, no parece muy probable que, a excepción del Xerez, el resto de rivales del Celta en las próximas seis semanas puedan estar luchando por subir a Primera a final de campaña.
El primero de ellos aguarda el domingo al Celta sobre el césped de Los Pajaritos. El Numancia, que ha sufrido las bajas de dos hombres clave como Dimas y Barkero, ya no parece ese equipo aguerrido y peleón al que vencer en su estadio resultaba poco menos que una quimera. Su inicio de temporada ha sido regular, con sólo una victoria (frente al Girona), dos empates (Alcoyano y Nástic) y dos derrotas (Córdoba y la de la semana pasada en Murcia). Sin embargo, en ninguno de esos encuentros ha demostrado la capacidad suficiente como para optar a algo más que a la permanencia. En principio, deberían salvarse sin mayores problemas; pero poco más se puede esperar de un equipo que ha perdido gran parte de sus señas de identidad.
El próximo conjunto en visitar Balaídos será la Unión Deportiva Las Palmas, quien regresa a Vigo un mes después de caer en Copa del Rey. A día de hoy, su situación en la tabla es buena (está empatado a puntos con el Celta), lo que hace albergar ciertas ilusiones en la isla. No obstante, los canarios deberán mostrar algo más de lo que enseñaron en el duelo copero, donde se limitaron a defender el 0-0 a la espera de un error del rival. El Celta se mostró muy superior a un conjunto rácano y, sin hacer un partido excesivamente brillante, gozó de oportunidades suficientes para conseguir un marcador holgado sin necesidad de tener que recurrir a la prórroga.
Posteriormente, y tras el partido de Copa frente al Valladolid, el Celta visitará Chapín en lo que, a mi juicio, parece el compromiso más complicado en este tramo de la temporada. El Xerez, que se han marcado como objetivo la entrada en play-off, cuenta también con siete puntos, cosechados principalmente lejos de su estadio, en el cual, como el Celta, se ha mostrado algo vulnerable. Lo que de Jerez de la Frontera se llevaron Guadalajara y Nástic, los azulones han tenido que ir a buscarlo a Alcorcón y Alcoyano, en donde han sumado dos victorias. Jose Mari es la principal arma de un equipo al que el Celta fue incapaz de vencer el curso pasado y que, este año, pretende colarse entre los favoritos.
Tras el viaje a Andalucía, toca un doble compromiso en Balaídos. Primero el Huesca y después el Girona, en el partido atrasado de la primera jornada, examinarán a los celestes de su asignatura pendiente: Balaídos. Los oscenses, aunque están teniendo problemas y sólo han logrado un triunfo (el del fin de semana pasado en Tarragona), siempre consiguen sacar algo positivo del feudo vigués, donde no han perdido en sus tres últimas visitas. Por otra parte, al Girona tampoco se le da mal Vigo, como demostró el año pasado con una victoria por 0-4 en el peor partido de los celestes en toda la temporada. Ambos son dos escuadras de la zona baja y sobre las que el Celta debería imponer su condición de local y favorito al ascenso para sumar seis puntos en menos de cuatro días.
Finalmente, aguardan a los célticos dos conjuntos del Levante español. Primero, hay que rendir visita al Villarreal B, un equipo que sigue resistiéndosele a los celestes y al que, el curso pasado, con árbitro o sin árbitro de por medio, no lograron vencer. Después, recibiremos al Cartagena, la gran decepción de este inicio de temporada, pues es el farolillo rojo con cero puntos tras cinco derrotas consecutivas.
En este Tour de Francia que es la Liga Adelante, ya hemos cruzado los Pirineos, manteniéndonos en el pelotón y relativamente cerca de la cabeza de carrera. El camino parece más llano en las próximas siete etapas, pero el Celta no puede ni debe confiarse si no quiere sufrir una pájara, tal y como le pasó a uno de los grandes favoritos el sábado pasado en el alto de Santo Domingo. El ciclista es bueno, pero debe mejorar si quiere superar este tramo de la carrera con éxito. Allá en el horizonte, en el aún lejano 13 de noviembre, aguardan los Alpes, con duras jornadas como las de Alicante, Barcelona, o Sabadell, y con una etapa reina en la cima que todo celtista desea coronar: Riazor.
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