El Celta cayó ante el Elche, en un partido que nos ha recordado a tantos otros. Derrota en casa, a balón parado, y en los últimos minutos. ¿Cuántas veces hemos perdido partidos en esas circunstancias?, se preguntaba Herrera. La respuesta es: Muchas. Demasiadas veces, tantas que ese tipo de derrotas se han instalado en el subconsciente colectivo hasta el punto de enraizarse y enquistarse. Los últimos minutos de Balaídos aventuran sufrimiento y un trágico desenlace. No es la primera vez ni será la última, tal y como pensamos casi todos los que acudimos regularmente al estadio de Fragoso o seguimos al equipo por la televisión.
¿Existe alguna explicación racional a lo que pasa en ese estadio? Es difícil de explicar. Herrera, tras el partido de ayer, hablaba de que era nuestra condición, pero me niego a pensar que esto sea tan sencillo. Pasan los años, los entrenadores, los jugadores, incluso los presidentes, y seguimos padeciendo esto, aunque es verdad que es algo que se ha agravado en los últimos años. La temporada 2008-09 fue horrible y nos salvamos de forma agónica, pero la salvación hubiese llegado antes de no ser por los puntos que perdimos en los últimos minutos, situación que no mejoró al año siguiente, y que empeoró la temporada pasada. No hace falta echar números para darnos cuenta de lo mucho que nos cuesta cerrar los partidos.
Y este año vamos por el mismo camino. En Balaídos... y fuera de casa, porque ante el Recreativo, un absurdo penalty en el descuento nos pudo haber costado otros dos puntos. Afortunadamente, Juan Villar nos echó una mano, pero no siempre será así. Conviene redoblar los esfuerzos, apostar por el trabajo y hallar la fórmula para evitar estos fallos de concentración que se suceden año tras año.
0 comments:
Publicar un comentario