Decía un proverbio chino que “el fracaso es el principio del éxito”. Esa es la filosofía que debe seguir a partir de ahora el Real Club Celta. Tras las dos preocupantes derrotas frente a Elche y Almería, donde el equipo dejó cierta sensación de incapacidad e impotencia para meter mano a dos conjuntos que pelearán con los vigueses por ascender a la Liga BBVA, llega a Balaídos el Real Valladolid, otro de los gallitos de la categoría y al que los de Paco Herrera deben ganar sí o sí para despejar cualquier tipo de dudas. Aunque para nada va a ser un choque decisivo, el duelo de esta tarde frente a los pucelanos será muy importante por dos motivos: primero, porque calibrará la capacidad de reacción de un equipo que ha tropezado dos veces y que tiene que mostrar el carácter suficiente para volver a levantarse ante un rival directo en un duelo que podría resultar vital de cara al futuro; y, segundo, porque es necesario comenzar a voltear esa negativa dinámica de resultados que acompaña al Celta en Balaídos. Partido duro y difícil que puede terminar de hundir al Celta, pensarán algunos; en mi opinión, es la oportunidad perfecta para levantar el vuelo.
El aficionado celeste aguarda expectante a Paco Herrera. Las últimas decisiones del técnico catalán no han resultado ser muy afortunadas, por lo que el duelo de esta tarde también significará una importante prueba para él. Se esperan cambios en la alineación. No las modificaciones suficientes que permitan acuñar el término de revolución, pero sí unas variaciones significativas que busquen dar con la tecla en pos de lavarle la cara al equipo.
Presumiblemente, entrarán Oubiña y Orellana, en detrimento de Bustos y Aspas, aunque tampoco sorprendería la ausencia de David, pues Herrera podría volver a insistir en apostar por el de Moaña en el frente de ataque. Idea errónea, en mi opinión, la de optar por el esquema del “delantero mentiroso” mientras se desperdician las cualidades de David en la banda o en el banquillo. Esperemos que Herrera regrese a lo más simple que es colocar al talaverano en punta, con De Lucas y Orellana en los costados. Asimismo, no deja de sorprender la titularidad de Oubiña. Sobre todo si, para ello, el catalán se carga a una pieza fundamental hasta el momento como ha sido Bustos. Resulta, cuanto menos, curiosa su suplencia, pues ha bastado una temporada sobresaliente y dos partidos malos para enviar al de Alicante al banquillo. No obstante, lo que sí es seguro, es que la presencia del vigués aportará más salida de balón al equipo, algo que en los partidos de casa resultará fundamental.
En resumen, el Celta formará con Yoel en portería, una vez recuperado de sus problemas gástricos; línea de cuatro con Hugo Mallo y Roberto Lago en los laterales y Catalá y Vila en el centro; doble pivote para Borja Oubiña y el indiscutible Natxo Insa; De Lucas y Orellana por las bandas con Álex López como enganche; y David Rodríguez o Iago Aspas como hombre más adelantado. Un Celta que debe ser ambicioso y pelear por el control del partido desde el minuto uno ante un adversario que poco o nada se va a parecer a los dos anteriores.
Quien piense que el Valladolid de Djukic va a venir a Balaídos a defender su portería y aguardar errores locales, como hizo el Elche, se equivoca. El técnico serbio ha inculcado en sus pupilos la filosofía buen fútbol, del gusto por la pelota. Así, es muy probable que veamos un conjunto que venga a buscar al Celta a su propio campo, que le discuta la posesión del balón y que vaya a por el partido sin especular lo más mínimo. Salvo sorpresa, los pucelanos apostarán por una propuesta futbolística ofensiva y que puede beneficiar al Celta, mucho más cómodo cuando el rival busca el arco contrario y deja espacios a la espalda. Si los de Herrera consiguen superar la línea medular visitante, la velocidad de los David, De Lucas, Orellana y compañía puede causar estragos en una defensa vallisoletana que llega bastante mermada al choque.
Djukic, ex-jugador deportivista, no podrá contar con Jesús Rueda ni con Juanito, así como tampoco con Varela ni Marquitos. Lo más normal, es que el serbio apueste por Jaime en portería; Tekio y Peña en los laterales con Mongil y Marc Valiente en el centro; Álvaro Rubio y Nafti en el centro del campo; dos cuchillos por banda como son Sisi y Nauzet; y pareja de “killers” con Bueno y Javi Guerra.
Si bien parece mostrar debilidad en la retaguardia, el Valladolid llega con toda la artillería ofensiva, comandada por el pichichi del equipo el año pasado, Javi Guerra, y un renacido Alberto Bueno. Prueba de fuego para la pareja de centrales celestes, que ya mostró cierta mejoría el domingo pasado, así como también para Mallo y Lago quienes, tras no empezar bien el curso, tendrán esta tarde una dura reválida frente a dos buenos peloteros como son Sisi y Nauzet. Por lo tanto, será vital que el entramado defensivo celeste funcione a la perfección. Con eso y recuperando la chispa en ataque, tendremos mucho ganado.
Se enfrentan esta tarde de domingo en Balaídos, bajo el siempre polémico silbato de Pino Zamorano, dos conjuntos que comparten varias similitudes. Ambos son dos históricos de Primera, ambos se quedaron a las puertas del ascenso el curso pasado, ambos compensan cierta debilidad defensiva con un ataque demoledor, ambos llegan al choque tras dos partidos sin vencer y ambos tienen entre ceja y ceja el regreso a la élite. Es decir, ingredientes perfectos para un vivir un fantástico encuentro en el que esperemos que los celestes dejen atrás esa mala racha de resultados y comiencen a encaramarse a lo alto de la clasificación. Y es que, al fin y al cabo, es hora de levantar el vuelo.
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