¿Eterno revulsivo?


El panorama parece haberse oscurecido para Iago Aspas en esta última semana. Lo que durante todo el verano fueron pronósticos, apuestas, afirmaciones o aseveraciones acerca de que el de Moaña tendría un papel capital en este nuevo Celta, en estos siete días se han convertido en dudas sobre si, con los nuevos fichajes, Aspas conseguirá hacerse un hueco en el once titular o regresará al rol de revulsivo que desempeñó la campaña pasada.

Al inicio de la época estival, ya se hablaba de que el jugador moañés daría un paso al frente en este nuevo curso. Tras una primera campaña de aclimatación, y una segunda de confirmación, esta tercera debería ser la de su consolidación como un futbolista importante en este Celta, un asiduo de las alineaciones titulares de Paco Herrera. El técnico catalán lo empleó, durante la temporada pasada, como revulsivo para desatascar partidos trabados. Si bien, a final de año y ante la inoperancia del tridente titular, Iago, junto con Abalo y Michu, recogieron el testigo, llegando a ser de la partida en el decisivo duelo de Granada.

Tras finalizar el curso, la marcha de Michu y, sobre todo, la de Roberto Trashorras parecían asegurarle más protagonismo en la parcela ofensiva del equipo. Si bien llegó Bermejo, todo parecía indicar que Iago recuperaría su demarcación natural de mediapunta, en la que creció en las categorías inferiores del club, abandonando la posición de delantero en la que tanto Eusebio como Herrera le hicieron actuar.

Corrían los días y avanzaba la pretemporada, mientras Iago caminaba a ritmo de vértigo hacia la titularidad. Sus brillantes actuaciones en los partidos amistosos, donde no sólo fue el futbolista más destacado si no que se destapó como el máximo goleador del equipo, parecían asegurarle un puesto en el once para el inicio de la campaña.

Sin embargo, todo pareció torcerse esta semana. Debido a la injusta expulsión de Granada – y digo injusta porque estamos aburridos de ver como los Cristiano Ronaldo o Raúl de turno mandan callar a la afición rival sin consecuencia alguna -, Iago se perdería el partido inaugural en Murcia. Su posición la ocuparía Bermejo, quien realizaría una fantástica actuación, formando junto a David Rodríguez y Quique De Lucas la línea más destacada del equipo en la Nueva Condomina. Además, el pasado lunes, el Celta anunciaba la incorporación de Orellana, un futbolista que, según afirman, viene para ocupar todo el frente de ataque. De calidad contrastada, si la cabeza no le falla, es muy posible que consiga hacerse un hueco en el once titular.

Entonces, ¿qué pasará con Iago Aspas? Este debería ser su año, el curso en el que abandone la etiqueta de buen jugador para colgarse el cartel de estrella. En mi opinión, no debería haber dudas: Iago tiene que jugar. Y pienso que debe hacerlo porque es, probablemente, el jugador más desequilibrante de la plantilla, el que más desparpajo demuestra en cada acción, con una mezcla de calidad e irreverencia que lo hacen único. Es asistente y goleador, domina el balón parado y en cada partido deja una o dos perlas dignas de mención.

Bendito problema el que tiene Herrera. Si bien la línea defensiva está un poco justa, en ataque el técnico catalán no se puede quejar. Dispone de una notable variedad de alternativas que convierten al Celta en uno de los conjuntos ofensivamente más poderosos de la categoría. En sus manos está el decidir si Aspas será un referente o un revulsivo, si va a salir de cara cada domingo o a arreglar los desaguisados desde el banquillo. Aunque ha demostrado que el papel de salvador le va que ni pintado, yo lo prefiero en el once titular. Veremos que prefiere Herrera.

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