Lo peor para el Celta es que ha perdido contra dos de los teóricos rivales en la lucha por el ascenso, ya que tanto Elche como Almería estarán a buen seguro peleando por el ascenso cuando se acerquen las últimas jornadas. De hecho, para el Celta este es el segundo partido de los tres que formaban parte de los "pirineos" de esta vuelta de 42 etapas llamada Segunda División. Falta el Real Valladolid, en casa, asignatura pendiente ante uno de los grandes.
Va a ser un partido muy complicado, y el Celta tiene que demostrar que no se le atragantan los equipos importantes. Esta era una asignatura que estaba más que aprobada durante la pasada temporada. El Celta no perdió ningún partido contra los tres equipos ascendidos durante la temporada regular. Ni en casa ni fuera. Venció al Rayo en Vallecas y empató en casa, y empató a un tanto con Betis y Granada, tanto en Balaídos como a domicilio. Este año parece que se nos están atragantando, si bien habrá que ver donde acaban Elche y Almería.
También es cierto que hoy hubo de todo. Fue un partido mal jugado por ambos equipos, con un calor sofocante, como el propio De Lucas reconoció al final del partido, y con un Lucas Alcaraz muy pillo, dejando el césped muy seco, lo que dificultó al Celta en sus rápidas contras. Y no es menos cierto que la jugada del gol almeriense fue muy desgraciada para el Celta, ya que Miranda Torres, el árbitro del encuentro, cortó una contra de los de Herrera, justo en la acción en la que Bernardello anotó el golazo que sentenció el partido.
Podemos pensar que ha sido mala suerte y justificar la derrota en base a ello, o podemos ver que hay muchas cosas que mejorar y mucho trabajo por hacer. El partido del domingo será fundamental para no descolgarse mucho de las primeras posiciones y demostrar que este Celta tiene condiciones de "grimpeur" y no solo de rodador, no vaya a ser que nos quedemos en el papel de gregario de lujo.
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