Bajando de la nube




 Así no vamos a ningún sitio. Esa es la conclusión que puede extraer todo aficionado objetivo que haya presenciado el partido que, en esta lluviosa tarde de domingo, enfrentó en Balaídos al Celta y al Elche. Los chicos de Paco Herrera dejaron al aire, en sólo noventa minutos, todas sus miserias, aquellas que lograron esconder tras lo engañoso de los resultados anteriores. Nefastos en defensa y completamente romos en ataque, los vigueses dieron una muestra de todo lo que no debe hacer un equipo que pretende ascender a Primera División. El Elche, sin hacer nada del otro mundo, fue infinitamente superior al Celta y logró hacerse con los tres puntos, limitándose a contener las escasas y previsibles embestidas locales y aprovechando sus innumerables errores defensivos.

Las victorias de Murcia y Huelva lograron tapar muchos de los defectos de una escuadra que muestra una alarmante falta de ideas, motivada por la ausencia de un claro organizador de juego; al tiempo que hicieron que no se hablase demasiado de la fragilidad defensiva del conjunto, quien partido tras partido comete errores infantiles, inexplicables para uno de los equipos punteros de la categoría. Ha tenido que llegar el Elche, en el primer partido liguero en Balaídos, para bajar a los de Herrera de la nube, empujándolos frontalmente hacia una realidad que demuestra lo mucho que le falta aún al Celta para poder ser equipo de Primera la temporada que viene. En la Nueva Condomina, la calidad del trío atacante, especialmente la efectividad de De Lucas, le permitieron al Celta obtener la victoria; el domingo pasado en Huelva, los errores defensivos de los locales propiciaron los tantos vigueses, aunque incluso Juan Villar, en el enésimo error de Vila, pudo arrancar un punto a los celestes desde el punto de penalti. Pero apareció el Elche, bien ordenado atrás y efectivo en ataque para, en dos jugadas a balón parado, el gran talón de Aquiles de los de Herrera, provocar la primera derrota de la temporada.

El carrusel de despropósitos empieza por la defensa. La línea de cuatro celeste estuvo, simple y llanamente, horrorosa. Hugo Mallo, totalmente desconocido, volvió a mostrarse desacertado, tal y como hiciese hace dos semanas en Murcia, algo que, de prolongarse en el tiempo, podría empezar a ser preocupante. Roberto Lago, quien durante la temporada pasada vivió una notable mejoría en su juego, volvió a ser ese lateral de las primeras temporadas en el primer equipo: demasiado alocado en ataque, abusando del pelotazo, tampoco anduvo fino en defensa, con graves errores de colocación que en algunas ocasiones subsanó por su sobresaliente condición física. Pero mucho más preocupante es la situación en el centro de la zaga: Herrera optó por dar descanso a Catalá en favor de un Túñez que se vio superado una y otra vez por los atacantes rivales; lo de Vila, por otra parte, es para comenzar a tomar medidas: lento, inseguro, muy vulnerable por alto, el jugador porriñés ha dejado atrás sus buenas actuaciones del curso pasado donde, pese a no actuar en su demarcación natural, cuajó buenos encuentros.

Deberá Herrera corregir la alarmante fragilidad defensiva en las jugadas a balón parado, donde los vigueses sufren una barbaridad en cada pelota colgada al área. El Elche se llevó todos, absolutamente todos los balones por alto, gracias a lo cual, entre otras cosas, consiguió dos goles. Sin ir más lejos, en el primero tanto, el conjunto ilicitano llegó a rematar hasta en tres ocasiones en el área local sin que los vigueses lograsen despejar el peligro. Este es un grave defecto para una categoría como la Segunda División, donde muchos equipos juegan a proteger su portería y aprovecharse de las jugadas a balón parado. Le conviene y mucho mejorarlo al Celta si de verdad desea ascender.

El otro gran problema aparece en ataque. Sin un Álex López inspirado, como fue el caso de la tarde de hoy, el Celta puede optar a poco más que a jugar balones largos y a esperar una contra. Es especialmente preocupante la falta de ideas de un equipo incapaz de desarbolar a una sobria línea defensiva como la del Elche. El problema crece aún más cuando partidos como el de hoy se van a repetir cada dos semanas en Balaídos, con equipos que vendrán al coliseo vigués a encerrarse atrás y a tratar de aprovechar los desajustes defensivos locales. Hay mucha, mucha pólvora arriba; pero para que no se moje, hace falta un surtidor de balones, un asistente, un creador de juego que el Celta ha dejado escapar regalando a Trashorras y que, ahora, parece limitarse a la figura de un Álex López que va a necesitar tiempo para asimilar toda la responsabilidad que recae sobre sus hombros. Con un Bustos muy fallón, un De Lucas desaparecido, unos voluntariosos pero erráticos David y Aspas, sólo Insa dio un poco de sentido al juego celeste. Sin tampoco hacer un partido brillante, fue de lo mejor del Celta, ofreciéndose siempre para dar salida a la pelota y aportando cierto criterio al fútbol local.

No entendí tampoco a Paco Herrera en los cambios. Estaba clara la entrada de Orellana al terreno de juego y me pareció lógico que fuese por Quique De Lucas, que no estaba realizando un buen partido. Posteriormente, el cambio de Álex por Joan Tomás, aunque discutible, también puede ser comprensible. Pero lo que no entiendo es que, con 1-1 en el marcador y jugando ante tu público, te inventes un trivote defensivo con Oubiña, Bustos e Insa para conservar el resultado. Tampoco acabo de verle sentido a la posición de David, sobre todo sin Bermejo en el campo; en banda, aparece mucho menos y le cuesta más explotar sus virtudes.

En fin, partido para olvidar en todos los aspectos. El encuentro frente al Elche era un duro test para saber en qué punto se encontraban los chicos de Paco Herrera y está claro que lo hemos suspendido. Hay que mejorar y mucho, principalmente en defensa, si lo que se buscan son las cotas más elevados. No obstante, pese a lo negativo del encuentro, hay dos buenas noticias: primero, aún estamos en la jornada 4 y queda mucha Liga por delante para mejorar; y, segundo, ahora ya sabemos dónde estamos, cuál es nuestro nivel y lo que nos falta para cumplir nuestro objetivo. Así que, manos a la obra.

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