El ansiado día 31


En estos días estivales, cualquier mortal que se encuentre en su periodo vacacional mira con especial recelo una fecha que sólo de nombrarla consigue atemorizarlo. Para todos aquellos que disfrutan de su etapa de descanso tras un duro año de trabajo, el 31 de agosto implica el fin de la diversión y de la relajación, y, por extensión, el inicio del estrés y de los problemas. La llegada de tan temido día obliga a dejar a un lado el bañador y la sombrilla para subirse, de nuevo, al tedio y agobiante barco de la cotidianeidad.

No obstante, para lo que los demás supone poco menos que una pesadilla, para un celtista significa un gran alivio. Tras una pretemporada frustrante para el aficionado celeste, donde ha visto como la directiva, empeñada en llevar a cabo un plan de suicidio deportivo, camina de despropósito en despropósito, el día de 31, fecha del cierre del mercado de fichajes, puede suponer la llegada definitiva de la calma en medio de la tempestad que rodea al club. A partir de ese momento, y hasta el mercado de invierno, en casa Celta sólo podrá hablar el balón, y todos viviremos más tranquilos sin miedo a que “los negociadores de Praza de España” decidan desprenderse de los mejores jugadores del plantel. Mientras tanto, a sufrir.

Primero fueron Michu y Falcón, a los que se les ofreció una irrisoria propuesta de renovación, acorde con la política de austeridad del club. Después, Denis Suárez, la gran promesa de la cantera celeste, fue vendido al Manchester City por un valor muy inferior al que le corresponde. Lo más seguro es que, de haber permanecido en Vigo uno o dos años más, la recaudación por su vente hubiese aumentado notoriamente. Pero ya sabemos que Mouriño y Chaves no son hombres dados a arriesgar.

Después llegaría el caso que más indignación suscitó en el celtismo. El club olívico se desprendió de Roberto Trashorras, posiblemente su mejor futbolista y uno de los mejores jugadores de la categoría, con el único fin de librarse del pago de su ficha, una de las más elevadas del plantel. De esta manera, el fantástico centrocampista de Rábade abandonó el equipo sin dejar un solo euro en las arcas del club, en una operación que se pareció más a un regalo que a un plan de ajuste. Y, aún por encima, se buscó justificar esta incomprensible actitud, afirmando que fue Paco Herrera quien desestimó al jugador. Cuesta creer que, en la cabeza de un buen entrenador como es Herrera, pase la idea de desprenderse del mejor jugador no sólo de la plantilla, sino también de la Segunda División. Además, a día de hoy, semanas después de su marcha, aún no he escuchado al técnico catalán reconocer abiertamente su plena responsabilidad en dicha decisión.

Pero lo mejor parece destinado para el final. Tanto Hugo Mallo como Roberto Lago, los dos laterales titulares del equipo la pasada temporada, se convirtieron, desde el fin de la pasada campaña, en las dos piezas más cotizadas del plantel, siendo ambos protagonistas del mercado de fichajes.

El futbolista de Marín acaba de aterrizar de Colombia, de donde viene de realizar un fantástico campeonato del mundo con el combinado español sub-20 (incluso está nominado para el Balón de Oro de dicho Mundial), por lo que diferentes equipos de Primera División no han tardado en llamar a Praza España para hacerse con sus servicios. Hasta ahí todo correcto. Pero el problema surge con la posibilidad de que Hugo salga del club por un precio muy inferior al que por su calidad le corresponde. En las últimas horas ha trascendido el rumor de que el Atlético de Madrid querría contratar al lateral gallego por una cantidad en torno al millón y medio de euros para, posteriormente, cederlo al Celta durante una campaña. Me surgen entonces dos preguntas: ¿soy el único que piensa que Hugo, a día de hoy, vale algo más que 1,5 millones de euros?, ¿ soy el único que piensa que, tal y como apunta su progresión, el valor de Hugo aumentará esta temporada y que, la campaña que viene, podríamos venderlo por bastante más de lo que ofrece el club colchonero?

Por otra parte, el caso Roberto Lago también tiene tela. Hace poco menos de un mes, el Celta desestimó una oferta del Granada por el lateral al no estar de acuerdo con la forma de pago del fichaje. No obstante, en los últimos días, son dos los sucesos que apuntan a que Lago, deseoso de marcharse a Primera División, pueda acabar cumpliendo su deseo en el equipo nazarí: primero, el Granada se desprende de Corrales, lateral izquierdo que contrató tras la fallida incorporación del futbolista de O Calvario; después, contra todo pronóstico, el Celta incorpora a Bellvís, cuando todo parecía indicar que el club vigués estaba buscando un central. Ante esos sospechosos acontecimientos, pienso que no hace falta explicar nada más: blanco y en botella.

Tanto lo de Mallo como lo de Lago son sólo rumores y suposiciones, pero, vista la actitud de la directiva durante estos últimos meses, es más que probable que se acaben convirtiendo en realidad. Por otro lado, está el caso Garai, un futbolista que, pese a ser el jugador más utilizado en las dos últimas temporadas, también es probable que tome el camino de salida.

La situación es bastante preocupante. Imaginemos, por un segundo y salvando las distancias, que, en esta pretemporada que está acabando, el Barça de Guardiola decidiese, sin pudor alguno, dejar escapar a Valdés y a Keita, regalar a Xavi y a Thiago y negociar para vender a Alves y a Abidal. Si las cosas estuviesen así en Barcelona, ¿exigirían al equipo ganar todos los títulos?

Así que, por favor, que llegue cuanto antes el día 31, porque si no, poca será la confianza que nos quede para creer que el ascenso es posible.

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