¿Men in Black 2?


El término justicia procede de Iustitia, la cual fue definida por el jurista Ulpiano como: “La justicia es la constante perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”. Ese derecho, entendido no como justicia en sí, sino más concretamente como la determinación de lo justo, es proporcionado, en la vida cotidiana, por los jueces. El fútbol, como deporte que es, cuenta con unos jueces propios, los árbitros, encargados de dictar ley. Su misión, como la de cualquier jurista, es la de buscar la aplicación de aquello que es justo en cada momento, en cada situación. Su poder legislativo y, sobre todo, ejecutivo, les permite gozar de una tremenda influencia en el deporte rey. No sólo representan la ley, sino que ejecutan dicha ley, por lo que, de manera indirecta, influyen dentro de la ley universal del balón. En ocasiones, su decisión es la diferencia entre la victoria y la derrota, entre el éxito y el fracaso, entre lo justo y lo injusto.

Sin que sirva de excusa para justificar un fracaso, lo cierto es que la actuación arbitral no ha sido, esta temporada, beneficiosa para el Celta. Durante toda la campaña, se pueden extraer multitud de momentos en los que el silbato del árbitro perjudicó al equipo vigués; sin embargo, no se puede decir lo mismo si hablamos de situaciones en las que una decisión del trencilla actuó a favor del club celtiña. Uno detrás de otro, jornada tras jornada, los errores del colegiado siempre parecían tener un mismo destinatario.

Y no son sensaciones personales, opiniones subjetivas. Se trata de datos objetivos, hechos indiscutibles y que a continuación voy a resumir. El Celta sólo fue víctima de una pena máxima en toda la temporada, algo que cuesta creer en un equipo que se caracterizó por su clara vocación ofensiva: partidos como el del Betis en Balaídos o el propio encuentro de vuelta en Granada, son una clara muestra de lo que costaba pitar un penalti a favor del Celta. Asimismo, sin ser un equipo violento ni excesivamente agresivo, el equipo olívico vio como, en un importante número de duelos, tuvo que terminar los 90 minutos con un jugador menos, véase Huesca, Valladolid, Huelva, Sevilla, Granada… Podemos continuar con bastantes goles anulados que, con la legalidad en la mano, deberían haber subido al marcador, pero que, a criterio del árbitro, no lo hicieron (se me ocurre el partido frente al Villarreal B en casa o, simplemente, el gol de Abalo en Los Cármenes). En resumen, multitud de situaciones en las que el colectivo arbitral actuó en prejuicio del Celta.

¿Casualidad? Yo opino que sí. No comparto esas teorías de conspiración contra mi equipo. A eso que se agarre el típico entrenador de equipo grande que intenta justificar sus carencias con los errores ajenos. Yo pienso que el Celta sigue en Segunda por méritos propios, por su torpeza a final de curso y el suicidio de su entrenador en el partido decisivo (de acuerdo que el gol de Abalo es legal y hay un penalti clamoroso de Álex López; pero el Granada dispuso de ocasiones suficientes para endosarnos una goleada). Los árbitros nos lo pusieron más difícil, pero con ellos de cara tampoco habríamos llegado a la meta.

No obstante, para este año que empieza, deseo que “los hombres de negro” nos dejen actuar en igualdad de condiciones con los demás. Admitiendo su condición de humanos y que, como tales, pueden cometer errores, esperemos que pasen desapercibidos, y que así muchos dejen de preguntarse “¿por qué?”. “ Men in Black” tuvo segunda parte; esperemos que en este caso, nos quedemos sólo con la primera entrega.

Moi Celeste

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