Horacio Gómez y Carlos Mouriño se han enzarzado en los últimos años en una preocupante lucha en la que el gran perjudicado es el celtismo. Y no por sus luchas personales, que sería lo de menos, sino por la gestión de ambos presidentes.
Sé que este artículo me acarreará no pocas críticas, porque el celtismo se divide actualmente en Mouriñistas y Horacistas. Craso error, cuando todos deberiamos de ser celtistas simplemente, y como tal, hay que reconocer que la gestión de estos dos presidentes ha tenido más sombras que luces.
Sobre Horacio huelga hacer comentarios, ya han hablado los juzgados. Su gestión ha sido lamentable. No entremos en si había intereses personales, en si se ha beneficiado personalmente de ser Presidente del Celta, en cuanto cobró el club por la publicidad de sus empresas, etc, etc, hablo de una gestión que llevó al club a vivir por encima de sus posibilidades durante años con las consecuencias que todos conocemos.
Sus piruetas contables han salido a la luz y ya son conocidas, como lo es que este Presidente también nos descendió a Segunda División, además no supo entregar el testigo a un sucesor adecuado, porque Mouriño no lo es. Acepto que su labor en el terreno económica ha sido buena, que su relación con Caixanova ha sido fundamental a la hora de llevar a cabo un proceso concursal impecable, muy positivo para el club, pero no es menos cierto que la gestión deportiva va directamente relacionada con la económica.
Es decir, uno puede ser muy bueno cuadrando balances, tener influencias con terceros para que la entidad se beneficie, pero el hecho de que la pelotita entre o no resulta determinante para cuadrar los presupuestos. Y ahí, Mouriño ha fallado estrepitosamente. Ninguno de sus proyectos ha sido bueno, y el mejor, es decir, la última temporada, tenía carencias que casi todos veíamos y que el equipo terminó pagando. Lo grave es que vamos camino de cometer el mismo error este año. No hemos aprendido de nuestros errores.
Mouriño es un presidente excesivamente pusilánime. No asume riesgo, y así será complicado. Tengo claro que no quiero a un presidente como Horacio, tengo claro que Mouriño fue el Presidente ideal cuando la sociedad estaba al borde de la disolución, pero también tengo muy claro que no toda la responsabilidad es de Horacio, no nos olvidemos que Mouriño también gastó por encima de sus posibilidades, hasta que vio que el agujerito se había convertido en un agujero negro. Mouriño pagó medio millón de euros por Rubén González cuando el Celta estaba en Segunda. Lo pagó él, no era una herencia, y los sueldos de determinados futbolistas que contrató eran elevadísimos e inasumibles con el club en Segunda, así que, demosle también una parte de la responsabilidad de la deuda.
Y también tengo claro que no será un presidente que nos lleve a Primera. Puede hacerlo porque a veces hay sorpresas, pero ahora su miedo es tan grande que va a ser incapaz. Es una pena, porque el Celta es un equipo histórico, que debe estar en Primera y que está purgando por la mala gestión de sus presidentes. El Celta está ahora más saneado que hace unos años, es indiscutible, pero echo de menos ese riesgo que el Celta debe asumir en determinados momentos. Contratar un delantero en invierno hubiese puesto más cerca el ascenso y aunque Mouriño diga lo contrario, en Primera es más fácil sobrevivir. Entre unos y otros, la casa del Celta está sin barrer.

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