El parisino valiente


Hace cinco años, cuando Mickeal Gaffoor rondaba los 19 años, se planteó muy seriamente su futuro futbolístico. Estando en la cantera del Saint Etienne, 'iba a dejarlo porque no me salía nada interesante en Francia'.

Sin embargo, un amigo que militaba en el Levante le consiguió una prueba con el Sangonera Atlético murciano en Tercera División y este cuasi parisino –nació en Bezans, en las afueras de la capital gala– se lió la manta a la cabeza e inició su aventura española, que desde hace un año le ha traído al Celta y que este verano le permitirá realizar la pretemporada con el primer equipo celeste.

Un ascenso a Segunda B con el Sangonera, en lo profesional, y el hallazgo de su novia murciana, en lo personal, le hicieron asentarse en su país de adopción. Zaragoza fue su siguiente destino, pero en el conjunto maño no tuvo fortuna con las lesiones. Más exactamente con la lesión, ya que una fractura en el quinto metacarpiano de uno de sus pies –primero de estrés y después limpia– le complicó la vida en sus dos campañas en la capital aragonesa.

Por fin, aterrizó en Vigo y 'el año pasado tuve la suerte de no lesionarme y de contar para Milo'. Esa continuidad ha tenido el premio de que la dirección deportiva celeste haya decidido darle la ocasión de iniciar la temporada con el primer equipo: 'Es una gran oportunidad y una gran alegría. Durante este año no tuve la suerte de poder jugar con los mayores, pero con esta llamada Paco Herrera demuestra que se ha fijado en mí. A ver si tengo suerte'.

Gaffoor ya no es un niño –tiene 24 años– y sabe que la ocasión es de las buenas: 'Con la edad que tengo, me queda un año en el filial como mucho. Si no logro subir al primer equipo este año, habrá que pensar en otra cosa. Quiero demostrarme a mí mismo si valgo para estar arriba'. Lo afrontará con esa misma valentía que le llevó a Murcia con 19 años.

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