Piñeiro Crespo: El "amigo" del Celta



Piñeiro Crespo sigue haciendo amigos entre el celtismo e incluso dentro del propio vestuario celtiña. El colegiado asturiano, que se hizo famoso en su día por confundir a Catalá con Trashorras en una trifulca a la finalización de un Celta- Albacete, que le costó al zaguero catalán 4 partidos de sanción por no hacer nada, sigue demostrando que es uno de los peores árbitros de Segunda División. Que ya es decir.

A Piñeiro Crespo le precede la fama, pero también los hechos. El domingo completó otro arbitraje de esos que no salen en la tele, pero que desnudan su incompetencia. El trencilla no fue decisivo en el arbitraje. En ningún caso se perdió el partido por su culpa, ya que repartió errores en ambos equipos, pero su actuación demuestra el bajo nivel del arbitraje patrio.

La amarilla a Bustos condicionó al alicantino. Lo condicionaría igualmente aunque la mereciese, pero la realidad es que en esa acción Bustos es empujado y acaba derribando a un rival precisamente por ese empujón. El resultado es falta y tarjeta para el pivote celtiña que a partir de entonces se tuvo que medir para evitar una expulsión.

Paco Herrera, bastante comedido con las actuaciones arbitrales, cargó contra la personalidad de Piñeiro Crespo: "El árbitro no ha facilitado las cosas para nada. Ha tenido dos maneras de pitar muy distinta. La primera jugada es de amarilla clara y no la saca porque el partido acaba de empezar, y después se la saca a Bustos en una jugada en la que no participa. Ha faltado nivel, a este tipo de partido hay que traer alguien con más peso específico"

López Garai, que fue expulsado en los últimos minutos acusó a Piñeiro Crespo de "unirse a la fiesta del Alcorcón" y perjudicar con sus decisiones al Celta.

El problema de Piñeiro Crespo es que esa es su forma de pitar. Ni ha ido en contra del Celta ni tiene ningún tipo de animadversión contra nuestro equipo. Sencillamente es muy malo. No hay mucho más que decir.

Ese es el problema de Piñeiro Crespo, y el gran problema del fútbol español es que en Segunda División el nivel es muy "Piñeiro Crespo". Es lo que hay. No hay muchos árbitros con personalidad. Los buenos están en Primera y se cuentan con los dedos de una mano, y nos sobrarían dedos y hasta manos. No hay para más. Los que llegan a la élite lo hacen por eliminación.

Soy consciente de la dificultad de arbitrar un partido sin equivocarse. Es prácticamente imposible porque el margen de error es muy grande, pero para eso está la técnica y la personalidad. Ver un fuera de juego es muy dificil, pero ayuda que el árbitro guarde siempre la línea con la defensa, lo cual no pasó el domingo. Ver una u otra jugada, decidir en décimas de segundo y aplicar justicia es complicado, pero ayuda si a la hora de tomar una decisión no miras la hora ni valorar quién es el equipo local.

Piñeiro Crespo tiene los defectos de un mal árbitro. Cobarde, indeciso, sin personalidad y mal asistido. El domingo no perjudicó al Celta, pero tal vez el sábado nos acordemos de él y de su criterio.


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