A Dani le cabe el dudoso honor de ser uno de los jugadores más odiados por el celtismo en los últimos años. La caída que ha sufrido la carrera del jugador en estas últimas temporadas ha hecho que ese odio decaiga, pero muchos no olvidamos la trayectoria de Dani en sus enfrentamientos con nuestro equipo.
Futbolista no muy dotado técnicamente, ha tenido que tirar de otro tipo de recursos para hacerse un hueco en el fútbol. Listo como pocos, ha sabido explotar al máximo sus virtudes para disputar unos cuántos partidos en Primera División. Siempre con la polémica como compañera de viaje, Dani no sólo es recordado en Balaídos sino en otros muchos estadios de Primera y Segunda División.
En su época en el Betis recordamos aquellos partidos en los que volvía loca a la defensa celtiña, al árbitro y a cualquiera que pasase por allí. Experto en teatro y piscina, Dani es de los que las matan callando, sabiendo "picar" a los defensas hasta que estos caigan en las provocaciones con una torpeza inversamente proporcional a la pillería del pícaro. En su última visita con el Betis a Balaídos, consiguió que expulsasen a José Enrique tras caer en sus provocaciones.
También sus visitas con el Cádiz serán recordadas. En los últimos años parece haber cambiado su actitud, al menos en los enfrentamientos con el Celta. Ya no es el jugador que era, los árbitros tienen su matrícula y ha tenido que adaptarse a otras formas de juego como técnica de supervivencia.
Estaba lesionado y este sábado será su reaparición, ni más ni menos que en Balaídos. Desconozco la reacción de la grada ante su presencia. Su figura ha palidecido en los últimos años, así que muchos ni se enterarán de que ese Dani nos sacó de quicio en muchas ocasiones. Los que se acuerden no le recibirán con los brazos abiertos precisamente. De todos modos, démosle un voto de confianza por su cambio de actitud en los últimos años.
Si juega, ¿Cómo lo recibiríais?
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