Emi Rodríguez fue una apuesta que no le salió bien al Celta, aunque prometía bastante. Llegó a Vigo avalado por Marco Garcés, que lo conocía muy bien del Pachuca, con quien se proclamó campeón de la Champions de CONCACAF junto al excéltico Gustavo Cabral. Se incorporó al Celta Fortuna, donde anotó 2 goles en 10 partidos. Su rendimiento no fue del todo malo, aunque no logró hacerse con la titularidad, y en el mercado de invierno, por voluntad propia, decidió regresar a Pachuca.
Sin muchas oportunidades en su club de origen, el pasado verano se marchó a Club León, donde ha jugado 12 partidos sin estrenarse como goleador en el Torneo Apertura, que compatibilizó con su filial. Ahora disputará el Clausura en las filas del Necaxa, que anunció esta semana su incorporación.
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